E-mails fraudulentos

Llueve sobre mojado con tantas monsergas que no dejan de invadir la poca tranquilidad que nos queda de un día para otro. Ahora, incluso recibo correos electrónicos que son el comienzo de fraudes. Digo “comienzo”, refiriéndome a la acción de no responder inmediatamente, porque antes hay que cerciorarse de que contestar el e-mail que nos han dirigido no nos supondrá enviar datos y más información a aquellos hackers que pululan por el algoritmo, por el metaverso y en el mundo binario generando destrozos tóxicos en nuestro día a día con los virus, estafas y rollos similares. Tras detectar que el e-mail era un “espejo” de otro correo, me aseguré vía telefónica de que el emisario no había enviado tal mensaje. Increíble, porque parecía muy real. Me solicitaba que le reenviase la última información que le había remitido en el último correo diciéndome textualmente “que estaba como loco”. Los hackers están muy bien enmascarados, el copia y pega. El estudio de que la familiaridad con que se dirigen a nuestras direcciones puede provocar que caigamos en los cebos que nos lanzan, es tan sutil que asusta. Las cartas tangibles han casi desaparecido, sustituidas por e-mails que pueden ser fraudulentos o no. Cuidado con las respuestas.