Dramaturgas
Ana Díaz Velasco es dramaturga, lo lleva en las venas; cuando se pone a escribir, fluyen los diálogos entre sus personajes para crear mil historias. Me siento identificada con ella, pues desde que probé el teatro, apenas puedo pensar en otra cosa. Con motivo de la celebración del Día Internacional del Teatro, hemos asistido juntas a diversos actos, entro otros, el fallo del jurado de un certamen que convocan en Chiclana de la Frontera; solo una mujer entre los diez seleccionados, que está en proporción con el número de mujeres que suelen presentarse: un diez por ciento. El mismo día 27 de marzo, estuve en Sevilla, en el Centro de Investigación y Recursos de las Artes Escénicas de Andalucía, para asistir a la presentación de dos libros de textos dramáticos; de los seis autores, tan solo dos mujeres teníamos presencia en los mismos. Y, además, siempre bajo la sospecha de que estamos ahí para cumplir cuotas. No creo en las cuotas, creo que es más necesario tener referentes, mostrar a los jóvenes que las mujeres pueden ser dramaturgas, técnicas de sonido, directoras, etcétera, además de actrices. Como en la mayoría de los oficios considerados tradicionalmente masculinos, cuesta mucho subirse al carro.