Dos telediarios

En recientes declaraciones de Francesc Torres publicadas en la “La Vanguardia”, este hace notar desde Nueva York que “Si todos dijéramos lo que sabemos, al arte le quedaban dos telediarios”. La madeja tejida durante el último siglo en torno a las artes plásticas, en especial pintura y escultura, es de complejo desenredo. Los comerciantes abrigaron una vanguardia que en ocasiones no era sostenible, cuyo servicio principal corresponde a la llamada Guerra Fría y a cuantos museos prestaron especial servicio a esta, destacando el MoMA, a la sazón conducido a la sombra del capitalismo anglosajón que hoy gobierna las directrices del arte llamado contemporáneo, poniendo y quitando directores en los museos considerados modélicos en el devenir del arte, marco en el que determinadas galerías internacionales, entre la que Marlborough ha cedido el lugar que ocupó a empresas como Galería Gagosian de Nueva York, principal difusora de la obra de artistas como Damien Hirst. Piezas que llevan de suyo el monumental caos que viene abrigando el llamado arte contemporáneo, con museos estrella y otros que cierran día a día ante la imposibilidad de ser sostenidos por el erario público.