Dos años después

    21 mar 2022 / 16:32 H.
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    Hace dos años nos sorprendía la pandemia por coronavirus. Por estas mismas fechas, creíamos que el confinamiento duraría quince días, los mismos que se multiplicaron hasta casi rozar los cien. Aquellos días, nos invadió una esperanza universal, saldríamos mejores personas, con más conciencia, menos dañinos, más empáticos. Creímos que habíamos aprendido una lección magna de convivencia entre naturaleza y seres humanos, justo en días en los que, lo que menos hicimos fue convivir, cuando lo que menos hicimos fue estar en contacto con esa naturaleza que se recuperaba por arte de magia sin nosotros. Pero ese sueño de mundo ideal se esfumó según volvimos a las calles. En la memoria del ser humano los malos recuerdos se desvanecen rápido. Dos años después, la humanidad parece ir a la deriva sin retorno en un camino hacia un apocalipsis inminente. Y mientras el mundo se cae pedazos, se sigue cayendo a pedazos, mejor dicho, seguimos haciendo un alarde escandaloso de egoísmo y egocentrismo. Tal vez, y solo tal vez, si echáramos la vista unos segundos atrás y buscáramos en el fondo de nuestras conciencias, encontráramos aquello que creímos conseguir cuando nos apartaron de todo y de todos, que la empatía y la compasión sí salva y sobre todo cura, cura mucho.

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