Don Importante

17 dic 2020 / 17:16 H.
Ver comentarios

Nos gusta ser alguien, significarnos en la comunidad, resaltar de alguna manera. Este sistema nos concibe como números uno, y no hay más cera que la que arde. En esta región que inventaron los liberales en el siglo XIX, con la división provincial de 1833 del granadino Javier de Burgos, llamada Andalucía, y que hunde sus raíces nominales en lo que fue Al-Ándalus, aunque más bien como espejismo para los nacionalistas, como cualquier nacionalismo, en esta región, digo, hay muchos tópicos, como el del andaluz hiperbólico y guasón, que siempre cuenta chistes y tiene mucha gracia o donaire. El requiebro, el sarcasmo, los dobles sentidos —lo que en México dicen el albur— y las ironías, formarían parte asimismo de la idiosincrasia de esta tierra, llena de luz, montañas, ríos y playas y manjares de oriente a occidente, buenos caldos blancos y tintos para degustar, jamones serranos y de pata negra con galones y pezuñas relucientes de sebo, quesos y tradiciones desde antes de la romanización, civilizaciones míticas como Tartessos, que conocieron el intercambio mercantil con el Mediterráneo, metales, forjas, y los diferentes pueblos iberos, asentados de manera fértil en tantos lugares, diseminados especialmente en esta provincia de Jaén, rica en caza, extensiones naturales y yacimientos minerales explotados, por ejemplo, por cartagineses o musulmanes. La historia a lo largo y ancho de su excelso esplendor, estratificando culturas, superponiendo hegemonías, anulando a los perdedores y encumbrando sucesivamente a los poderosos hasta llegar a hoy mismo, este día nublado en que escribo un artículo para este periódico encomiable, acorralados por una pandemia repugnante, y asisto con perplejidad a las medidas ya sea del consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, o ya de Elías Bendodo, consejero de Presidencia, Administraciones Públicas e Interior de la Junta de Andalucía y portavoz de la misma. Ambos coordinados por el bueno de Juanma Moreno Bonilla, que no nos lo merecemos. Y es que da vergüenza ajena. ¿Se pueden tomar medidas más confusas, arbitrarias e ineficaces? Uno lee el BOJA y todo se halla del revés, porque don Importante también alardea de desescalada. Perplejidad, estupor. Sus comparecencias son un rosario de despropósitos e incapacidad, ocupándose de corregir el término “allegado”, problemón técnico. ¿Se puede ser más fatuo, más farfollas, querer dárselas de don Importante, y ser quien siempre ha de tener la última palabra, aunque sea para reafirmar después lo mismo que el Gobierno de España? El caso es llevar la contraria. Si tú dices blanco, aunque yo lo vea blanco le pondré algún matiz: blanco roto, blanco hueso, blanco marfil, blanco azulado o blanco grisáceo... Y así sucesivamente...

No se puede ser más incompetente. Tierra andaluza, trágame. Pero yo sé que no es una cosa de aquí, ni siquiera española, y que si miramos fuera comprobamos que estamos rodeados de gobiernos chocarreros. Don Importante y doña Ineptitud van de la mano. Todos dan su opinión, aunque sea para decir obviedades, y se las dan de algo, aunque sea nada. Cambiar las cosas de lugar, desplazarlas de un lado para otro, y luego ponerlas de nuevo en el mismo estante, para simplemente decir al fin que ellos han inventado la pólvora. Así que me meo de indignación y de risa. Pero en mi pueblo dicen que es para mear y no echar gota.

Articulistas