Dominguero universal

    04 ago 2019 / 11:22 H.

    N o acabo de entender, a la par que no comparto el sentido peyorativo que conlleva el concepto de dominguero. En la segunda acepción que recoge la RAE se encuentra definido con carácter despectivo, como aquella persona que solo sale a divertirse los domingos y festivos. Sorprende e inquieta, pues no obedece a justicia, si por dominguero se entiende aquel que solo sabe disponer de un día para administrar su alegría, descanso, ocio o rascamiento de bajos sin más, sea menospreciado por esta disipación, como si el resto de los prójimos no afectados por este síndrome estuviéramos sobrados de holganza, festividades y asuetos, distintos de este día tan populachero. No son pocos, es más, diría que muchísimos mortales, que no cuentan nada más que con esta jornada de bochornosa festividad para gestionar su libre albedrío, y otros muchos ni siquiera eso. Por otro lado, el domingo, el viernes o el sábado, dependiendo de la religión preponderante, en su esencia, no son días fundamentados para el relajamiento de las carnes fatigadas, ni para el jolgorio disoluto, sino como días consagrados a la pleitesía y reconocimiento de los distintos dioses. Para los cristianos el día del Señor, para los antiguos romanos el día del sol invicto, para los judíos la jornada del Sabbat, es decir, y podemos concluir sin temor a equivocarnos, que nos es un logro sindical para las clases trabajadoras. Los domingueros somos, ahora que he empatizado con esta secta, una unidad de destino en lo universal, hombres y mujeres con proyecto de vida, con fe sostenida, seres entusiastas que modelan e instrumentan su existencia para llegar al siguiente domingo y regocijarse. De domingo a domingo y tiro porque me toca. Los domingueros somos gente honrada, y agradecidos con aquello que se nos dona sin haberlo pedido. Hay muchas variedades de domingo, tantas como clases de domingueros pululan por este mundo traslativo y rotativo, no es igual el domingo del jubilado que el del trabajador, las perspectivas difieren, para el primero es una estampa repetida, para el otro un paréntesis corto, para el desempleado un día ancho y angustioso, pues si en día laboral no encuentra trabajo, que se puede esperar de un domingo. Para el empresario emprendedor un día más de negocios y un día menos de producción, para la tribu del atolón de Takuu no significa nada , pues se dice que dedican entre 20 y 30 horas a la semana para realizar fiestas en el anillo de arena donde habitan, muy próximo a la desaparición; y para la familia esquimal un día tan frío como otro. En fin , y resumiendo, el dominguero es un ser yacente y latente en un domingo, sin más, porque después llegará el lunes y se acabaran estas filosofías domingueras.