Doce días antes...

Hoy despertó la aurora con el frío en sus manos, el viento recorría la ciudad de heladas sensaciones. El sol se arrullaba entre las rosas y anaranjadas nubes, y aparecía cubriendo el firmamento de caricias brillantes y tímidamente cálidas. Un año más, llegaba como un compás gélido a pasear su sombra congelada, transitando por calles, jardines, parques y avenidas... entre los olivares, se dejaba notar cómo la helada, cubría con su manto los pies blanquecinos de los viejos olivos, que despertaban sintiendo entre sus ramas el frío, como una si una daga en ellos se clavara. Has llegado sin avisar siquiera, rompiendo la calma, dejando que los pasos se detengan, no tienes compasión, esparciendo tu fría mirada sobre la ciudad que te siente en el interior de su morada. Y apenas quiere abandonar ese refugio cálido donde se encuentra. Los días se acortan, y las noches como un largo suspiro borran la claridad y la detienen, para pintar con su tristeza la soledad, que desliza su manto de silencio sobre el paisaje urbano, la tierra y el espacio que la recorre. Los días han menguado sus horas, se han vuelto huidizos, esconden su mirada de luz bajo la noche que reina con su poder de ébano, dejando que la lóbrega tiniebla caiga como un velo sobre la tierra, que sueña con los días vestidos de ese verde, donde la luz extiende la suave rima de los versos alados. Qué lejos quedan aún las tiernas sensaciones de los días sin sombras, de volver a dejar arrullar los sentidos en el suave y dulce despertar de la vida.

Ahora, es tiempo de reencuentro con el interior que nos acoge, en una melodía de conquistas azules, parece querer detener ese compás de sensaciones para despertar, una vez más, el leve adagio que canta mientras el tiempo pasa y la vida enmudece. Haces que volvamos a buscar ese rincón que vela nuestros sueños, la íntima morada que nos guarda. Hoy has llegado despertando en la aurora, dejando un beso helado en el rostro del alba, hoy eres un eco de palabras que nacen en todos los rincones, y une incluso a desconocidos que hablan de ti, porque sienten ese golpe de frío que has dejado. Antes que el calendario te trajera, has venido a nuestro caminar, doce días antes...