Discriminación positiva

04 mar 2021 / 11:07 H.
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Sí, ante la discriminación: Discriminación Positiva. Término que en principio me chocó cuando en la primera década de la democracia se empuñó para luchar contra la desigualdad a la que la mujer ha sido sometida tradicionalmente durante siglos. La sociedad tomó conciencia gracias a las políticas de igualdad, que comenzaron a dejar su huella en la vida de todos. La discriminación positiva, un contrasentido a primera vista y una acción que ha hecho al género femenino visible en todos y cada uno de los aspectos y que ha elevado el conocimiento sobre las capacidades y la dignidad de la Mujer. No en vano tenemos leyes que han restituido los derechos de igualdad más allá del mismísimo marco de la Constitución. Todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos. Esta frase tan repetida y que al parecer simplemente con pronunciarla ya es un hecho, se convierte en realidad cuando los ciudadanos y ciudadanas conocemos cuales son y la manera de reivindicarlos desde la dignidad, que no desde el victimismo. De las muchas cosas hermosas que tiene la democracia, una de ellas es exactamente la libertad de expresión para opinar, exponer o protestar por aquello que nos parezca más justo como personas, sociedad o colectivos. Jaén, merece más. Indiscutible. Jaén no solo es una gran tierra por su himno, por su bandera, por sus olivos, no necesitamos de la bravura tanto como de la coherencia y del sentido práctico de qué hacer con el potencial real que tenemos.

Nuestras necesidades ya han sido estudiadas y diagnosticadas por sesudos organismos con capacidad contrastada. Las soluciones en papel, las tenemos. Toca la acción compensatoria. Soy de Andalucía, sí, y por supuesto el Día de Andalucía sí tengo muchas cosas que celebrar, independientemente de mis heridas como jaenera. Sí, tenemos heridas que se han ido prolongando en el tiempo y de ello tenemos que pedir cuentas a nuestros representantes. Las grandes transformaciones, por fuerza, han de traspasar legislaturas, mandatos. Me viene a la cabeza una cicatriz que hemos dejado ahí y que atraviesa Jaén de norte a sur. Sin ánimo de entrar en polémicas, con fondos andaluces y europeos se construyó en mi ciudad un tranvía, al igual que en las ciudades vecinas de mi autonomía, y nada más nacer fue abandonado porque ya estaba decidido abortar esta realidad, sin ni siquiera pasar por un periodo de prueba. En Granada convive el tranvía con autobuses, metro, taxis, vehículos, y al parecer los granadinos, tan contentos. No fuimos capaces los jaeneros y jaeneras, de levantar la voz como signo de protesta ante una decisión política de tan amplio calado. Desde entonces tenemos el aparcamiento más caro de Europa. ¿ Lo echaremos a andar? ¿Será nuestro Museo Íbero por fin, un Museo Nacional? No sé, pero recuerdo cuando el AVE le hizo la cobra a Jaén (ahora eso se llama así) para llegar a Granada, ¿Qué pasó? ¿Atravesamos entonces Despeñaperros? Más allá del olivar no nos ha sacado a la calle nada, excepto el terrorismo. Jaén y Córdoba, son las únicas dos provincias de Andalucía más aquejadas por el paro y con síntomas graves de pueblos vaciados. El diagnóstico existe, está hecho. ¿Reivindicaremos alguna vez que el Senado se convierta en Cámara Territorial en la que dirimamos las diferencias entre Comunidades? Pido para mi tierra acciones de discriminación positiva, por dignidad, que no por victimismo. Feliz 8 de Marzo. Por responsabilidad, las manifestaciones presenciales sobran. Somos visibles.

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