Dignitate

    21 jun 2021 / 14:03 H.
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    Termina el curso escolar 20/21. Cuando volvamos la vista atrás, seguramente recordaremos este difícil año escolar como el más duro e intenso de nuestras vidas. Nos arrojaron allá por el mes de septiembre a unas diminutas aulas, las cuales estaban llenas de alumnado, mientras que nuestro único aval de seguridad fueron los equipos directivos que llevaban semanas de sus propias vacaciones estivales organizando todo: sin formación, sin recursos y sin apoyos. Vencimos el miedo y la incertidumbre. Resistimos olas de frío con ventanas abiertas mientras se nos resquebrajaba la voz tras la FFP2. Triplicamos nuestra jornada laboral colgando tareas en plataformas educativas digitales, para nuestro alumnado confinado. Paroxismo docente sin indulgencias, vapuleados y exacerbados por la ineficaz burocratización de nuestros cargos a la vez que merma nuestra autoridad en las aulas y desamparados ante una sociedad hostil que olvidó fugazmente los aplausos a nuestro sanitarios. La misma sociedad que nunca ha valorado nuestra labor aunque, sin embargo, ahora nos apelan y critican por nuestras merecidas vacaciones. Nunca hemos pedido aplausos, elogios, ni vítores, pero en este año merecemos un poco de conmiseración, respeto y dignidad.

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