Difícil decisión

    20 may 2020 / 16:26 H.
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    Es un verdadero dilema el que se le plantea al Gobierno con esto de la desescalada. Apenas se han levantado prohibiciones aparecen los botellones irresponsables y enfrentamientos con la policía. De nuevo nos encontramos ante el espinoso equilibrio del binomio libertad-seguridad. Es comprensible, desde mi punto de vista, que ante los riesgos de contagio, se quiera ponderar la seguridad en detrimento de la libertad. Y en ese acertado propósito se enmarcan las sucesivas prórrogas del estado de alarma que se han venido solicitando. Sin embargo hay otra amenaza que también se debe conjugar: el parón económico, que cada día que pasa en este estado de restricciones pone más difícil su recuperación. En los primeros momentos del azote del coronavirus no hubo dudas y casi todo el arco político estuvo de acuerdo. Pero ya no. Así las cosas, con la pandemia en lento retroceso pero sin despojarse del miedo al rebrote, se pone en tela de juicio la nueva prórroga que pretende el presidente del Gobierno. Y sorprende que ahora se piense en un periodo más largo que los habituales quince días. Uno quiere creer en la buena voluntad del presidente por mantener las prerrogativas que le da el estado de alarma para llevar a cabo el proceso desde un mando único y coordinado. Pero hay dudas y decisiones que no contribuyen a esa creencia. Tal es el caso de medidas tan opuestas como permitir una manifestación en Navarra a favor de algún preso de ETA, y, por el contrario, impedir manifestaciones de protesta de vecinos de Madrid por el recorte de libertades. Si el estado de las autonomías cobra sentido es en casos como este. La epidemia no afecta de forma uniforme y por tanto las medidas de seguridad no deberían ser las mismas en todos los lugares. Se está haciendo así pero con reticencias por el sesgo político que aprecian en las decisiones. Y sería bueno quitarle hierros políticos al proceso de desconfinamiento, compartir responsabilidades y ceder capacidad de gestión a las autonomías y las alcaldías que por su cercanía deben conocer mejor la situación y los problemas reales de cada sitio.

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