Despolitizar la justicia

Desde Montesquieu, la separación de poderes es un principio político fundamental en un estado democrático de derecho. Pero eso es de cuando la política era digna. Hoy en día vemos ese principio degradado y pisoteado por nuestros políticos, cuyos intereses partidistas y particulares están por encima de cualquier principio. El gran problema es esta política de partidos sectaria y convertida en un medio de vida, donde las ideas son escaparate vano y volátil, porque lo que importa es mantener el puesto de trabajo con las prebendas aparejadas, donde las discrepancias quedan para la intimidad en la sumisión debida al aparato, donde la corrupción y el clientelismo son comunes. De ahí su descrédito. Esta política con ansia de poder, y perdónenme las excepciones, todo lo mancha y envilece. Sus tentáculos acechan el asalto al único poder que parecía independiente de los otros dos y ejercía de contrapeso, el judicial. A la orden del día están las disputas partidistas por hacerse con una mayoría proclive a sus intereses dentro de los órganos judiciales, y lo que es más grave, las puertas giratorias, el transvase descarado entre esos poderes que llega a la situación de que el que hoy es miembro del Tribunal Constitucional tenga que juzgar sobre la constitucionalidad de una ley que él mismo hizo siendo ministro. De risa. Así es como se traslada el descrédito también a la Justicia. Particularmente me parece inoportuna incluso la categorización dentro de la judicatura entre progresistas y conservadores que huele a política. No. Un juez o jueza tendrá sus ideas pero no debe encasillarse en una categoría que condicione sus decisiones o que tenga que rendir tributo con ellas a quien lo ha puesto. La justicia, como preconiza y aconseja el Consejo de Europa, debe ser independiente y para ello los nombramientos no pueden depender del poder ejecutivo ni legislativo. Cada cual a lo suyo. Esa era una propuesta de Ciudadanos, ahora asumida por el Partido Popular. No se les ocurrió cuando gobernaban en mayoría. Lástima. Y lástima que el Partido Socialista no tenga esa amplitud de miras ahora que está en el gobierno. ¿Se cambiarán las tornas cuando sea al revés?