Despedida

    13 abr 2024 / 10:35 H.
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    Carmen tiene unos ojos negros que le bailan cuando alguna idea genial acude a su cabeza. Viene y me la cuenta, nerviosa y apurada, le digo que se siente y la observo. Sus pendientes, casi siempre unos enormes aros, tintinean al ritmo de su conversación. Huele a tabaco, eterna fumadora; y la sonrisa nunca abandona su rostro, como si tuviera miedo de perderla. Recuerdo cuando me contó cómo había sacado cuatro hijos adelante mientras iba saltando de provincia en provincia, realizando trabajos temporales. Y así sigue. Porque la inestabilidad laboral de los profesionales de la formación y el empleo es una de las más altas. Aun así, ella no pierde la ilusión, es una mujer fuerte e inaccesible al desánimo. No ha dudado cuando ha tenido que afrontar nuevos proyectos, ya sean en la cárcel o en la Legión. Estos dos últimos años ha sido mi compañera en Alcaudete, juntas hemos sufrido las prisas, los agobios, los malos ratos, pero también las alegrías que nos han regalado las personas: el delicado material humano con el que trabajamos. Hemos compartido tanto que no podía dejar que se marchara sin regalarle algo especial, y no he encontrado mejor homenaje que estas palabras. Esto no es un adiós sino un hasta luego, nos veremos por Úbeda, Carmen Palomino.

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