Desescalada y vergüenza

    08 jun 2020 / 16:45 H.
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    Ahora que estamos en el momento de desescalada, reflexionando sobre qué hemos aprendido, si hemos salido reforzados y reforzadas, si hemos salido mejores de todo esto del confinamiento... Es triste la realidad que nos encontramos. Una España enfrentada por las dos ya “tradicionales” Españas. Yo sigo defendiendo el asco que me produce que en momentos como los actuales hay gente que no consiga aunar fuerzas y esfuerzos para remontar y salir de esto. Y es que no ha sido un caso de corrupción, que en nuestro país es deporte nacional y estamos tristemente acostumbrados. Tampoco ha sido un caso de portada de revista del corazón donde vemos cómo se pagan millones y millones, mientras en la calle de atrás un abuelo revuelve un contenedor de basura para cenar algo... No. Estamos hablando de una pandemia, y que nadie que hubiera estado en el poder podría haberlo hecho sin equivocarse, sin miedo, sin intentos. Sigo defendiendo el asco profundo que he sentido y que siento por una oposición en el gobierno que ha estado a la altura de la escoria sin más. Primero, porque se actuó tarde, después porque se estaba tardando en desactuar... ¡Que su dios les perdone la falta de amor al prójimo y la nula protección al pueblo!

    Pero mientras los que dicen representarnos se dan de hostias discursivas entre ellos, quienes paseamos por las calles ahora que podemos con mascarilla no tenemos más remedio que llorar la ignoracia extrema de aquellas otras personas que han salido, menaje de cocina en mano, a supuestamente manifestarse sin realmente saber por qué. Y si lo saben y están convencidos o convencidas de por qué lo han hecho, más dolor me produce su falta de humanidad y de empatía hacia el mundo en general.

    Amparados en trozos de tela dejaron ver la parte más vergonzante de una sociedad que se encuentra inmersa en el miedo de la pandemia y que no ha podido soportar unos meses sin trabajar, porque los sueldos son tan bajos que no nos permiten ahorrar un carajo para época de vacas flacas. Bochornoso ver una manifestación de banderitas y manos en alto al más puro estilo de la dictadura, ¿ese es el amor que dicen a su patria? Pues no, amor es empatizar y tratar bien, y no buscar mierda a través de mentiras y bulos que han hecho correr por las redes sin saber por qué. Repito, los mismos y las mismas que decían que por qué no se había cerrado España con 100 muertos, exigían “libertad” con miles de muertos. Yo no quiero un crespón negro en banderas de mi país. Quiero una España que sea capaz de demostrar unión cuando se requiere. Sin más. Las banderas no curan, el odio no cura, las mentiras no curan. Pero una sociedad unida en los momentos en que más necesario ha sido hubiera sido realmente sanador.

    Y mientras todo esto sucedía en las calles, veíamos por Madrid a una señora diciendo sandeces absolutas sobre el coronavirus, mintiendo de forma descarada, al más puro estilo Trump, porque lo de los techos altos está a la misma altura que lo de la lejía. No hay diferencia alguna.

    Pero todo se va tranquilizando, porque nuestras sanitarias y nuestros sanitarios van ya inflando otra vez las listas del paro, pero no pasa nada, porque los futbolistas varones retoman la liga, que es lo más importante del mundo. Porque España sigue siendo de café, copa y puro. Porque ya se han anunciado las primeras corridas de toros. Que yo pensaba que con estos meses de tranquilidad para los animales, estos se habían extinguido. Toros y fútbol, como dios manda. La sociedad que se calle ya, que solo las telas de colores en balcones son capaces de sanar.

    Entonces vuelvo al principio. ¿Esto del coronavirus nos ha hecho mejores? No, no es que no nos haya hecho mejores, es que ha salido lo más feo de nuestra sociedad. La política se ha vestido de insulto directo y descarado, sin necesidad alguna de demostrar lo que se dice. Pero no pasa nada. Las mentiras y los insultos en el congreso están permitidos. Allí se permite despellejar al contrario, incitar al odio, hacer que la gente se salte un estado de alarma para coger votos para las próximas... País sin memoria, sin duda.

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