Deseo de una feliz Navidad

Hoy, 28 de diciembre, deberíamos intentar tomarnos el día con una sonrisa y aceptar, de buen grado, la broma que pudiera querer gastarnos, alguno de nuestros allegados. Lo cierto es que estamos en una época del año, en la que, prácticamente, todos los días se conmemora o celebra alguna cuestión digna de ser celebrada. Una vez transcurrida ya la jornada de la lotería de Navidad, y la Nochebuena, avanzamos hacia la Nochevieja, Año Nuevo y los Reyes. Pero, entre medias de esos grandes días, quizá
con la intención de que no decaiga el ánimo, buscamos excusas para juntarnos con familiares y amigos, una y otra y otra vez más. Y, así se van sucediendo, prácticamente, a diario, los atracones
de comidas no light, precisamente, y
los consiguientes kilos de más, en
nuestros cuerpos serranos. A esta altura de la película, yo lo tengo claro, lo
mejor es dejarse llevar y no intentar poner trabas a lo inevitable. Eso sí,
cada cual a su ritmo, sin lugar a dudas, pero lo mejor es dejarse sucumbir por las costumbres, pero también por lo más actual.
De otra forma, tarde o temprano, lamentaremos el tiempo perdido por no haber estado más tiempo con nuestra gente. Realmente, nuestra vida y nuestro carácter se hace
a golpes de esos momentos vividos. De ahí lo fascinante que es gozar de aquellas personas que se encuentran alrededor nuestro. Verdaderos baluartes de nuestra existencia. Resulta ser buena época para aclarar las prioridades de nuestras vidas. Esas que, a veces, las abrumamos con quejas, cansancios,
reproches y hastíos desmedidos. Vidas que nos esforzamos en llenar con
apariencias, fingimientos y ambiciones
insensatas. Y, sin embargo, sólo cuando nos
concienciamos de la
fragilidad de nuestra existencia, nos esforzamos en otorgarle el valor que, verdaderamente tienen. Les deseo que la auténtica fortaleza de sus corazones sean santo y seña de sus vidas. Solo así conseguiremos alcanzar
la auténtica felicidad y paz que tanto
deseamos.