Desembalse previsto
Debemos de crecer de una buena vez y ser conscientes de que todo está planificado y advertido. Que percibamos las señales de lo que ocurre en nuestro entorno con mayor o menor claridad depende en gran parte de nosotros. Todo ocurre ante nuestros ojos y a veces estamos ciegos. Conozco a muchas personas que practican el deporte de la pesca desde hace mucho tiempo, el primero, mi querido hermano. Había buenas noticias, las lluvias habían sanado la turbulencia de las aguas de los pantanos de Jaén. La vida se establecía con alegría otra vez en los embalses jaeneros. Pero fue una pescadora de pro, auténtica y valiosa como el agua, llamada Laura Parra Scheroff, con un corazón generoso, la que me explicó de primera mano que estaban vaciando el pantano del Guadalén, aquí en Jaén. Cual fue mi sorpresa y la rabia tan grande, que me invadió un terrorífico presentimiento. Desembalsar vida. Tirarla cauce abajo, así si más. Como el que abre un grifo y se marcha dejándolo abierto. No hago la pregunta porque las excusas usadas para dinamitar la estabilidad de esta tierra me superan. No hay respuestas coherentes que justifiquen la invasión que se está haciendo a los jiennenses. Desembalsar agua. ¡No!