Desde aquí se ve

    14 mar 2020 / 10:18 H.
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    Es increíble hasta donde somos capaces de llegar. Lanzada en 1977, la sonda espacial Voyager, alcanzó en 2012 el espacio interestelar. A día de hoy, el robot Curiosity, sigue mandando fotos y datos desde Marte. Pisando las cumbres de la tierra o el hilo de su gravitación, telescopios y satélites no paran de descubrir soles, agujeros negros y planetas. Es admirable la información que tantos artilugios caseros, nos traen del espacio. Distancias inimaginables científicamente comprobadas pasan como la tinta sobre la luz del firmamento dibujando un mapa de ilusionantes y efímeros descubrimientos. Sólidos, líquidos o gaseosos, todo a su encuentro se mide como partículas posibles de un acercamiento al pasado. Sin poner el pie más allá de la cara que vemos de la luna, hemos llevado nuestra curiosa mirada a las puertas del infinito. Así, cada segundo de allá, donde se hace de noche, puedes ver en el cielo las luces intermitentes que señalan los focos de nuestras conquistas en el espacio. Mientras tanto, aquí bajo el sol, nada nuevo. Con la misma aceleración y en menos tiempo, hemos llegado a donde se ve el fin del mundo.

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