Derechos

06 sep 2019 / 08:32 H.

No recuerdo época alguna en la que los españoles hayamos tenido más derechos que ahora. Se vive con la sensación de que hay vía libre para todo, libertad a porrillo y los más convencidos de que para ellos todos son derechos, se lanzan y avasallan, anulan y se ríen del derecho del prójimo, sobre todo si ese prójimo es una persona educada, comedida, que no quiere complicaciones. Cantidad de leyes, de organismos, de asociaciones luchan y se desviven por defender los derechos humanos y, sin embargo, existen pocas leyes y menos organismos preocupados de los humanos derechos, o sea, para que todas las personas se comporten con normalidad, respeto, educación, civismo y todas esos detalles que cada día están más encarecidos y suelen brillar porque están bastantes ausentes en no pocas ocasiones. Sí, esta es la impresión que nos da el día a día, la de que existen más derechos humanos que humanos derechos. El problema se inicia en la infancia. En las familias parece que priman más los derechos del niño a hacer lo que le plazca que los derechos de los padres a educarle. Ya saben que hay jueces que son más exigentes con los padres que con los niños que están superprotegidos. El juez Emilio Calatayud no, este juez está totalmente en desacuerdo con muchos puntos de la Ley del Menor, y proclama que a los hijos hay que educarlos con autoridad y recuerda que existen artículos en la ley que permiten la severa intervención correctora de los padres. Si los hijos tienen que educarse en la calle, ya estamos viendo las consecuencias. Un derecho humano que permita que un joven que ha cometido 57 delitos de robo esté tan campante en la calle es para echarse a temblar. Las grandes ciudades —y en menor medida, también las menos grandes— están invadidas, sacudidas, asustadas, ante la proliferación de las bandas de ladrones. Y las medidas que se toman no son eficaces, porque las leyes no están a la altura de los tiempos que vivimos. Sólo falta que un día esto de robar se reglamente, se regule profesionalmente y los mangantes tengan su horario de trabajo, su derecho a las horas extras y a las vacaciones e, incluso, si viene una mala racha, que puedan cobrar también el paro. ¿Por qué no van a tener ellos derecho a algo que tienen la mayoría de los españoles? Eso sí, también deberían cotizar a Hacienda o ¿eso no entra dentro de los derechos humanos?