Deporte y empresa

Echo la vista atrás y entre tantas cosas veo que mi vida, de una u otra manera, ha estado relacionada con el deporte. Entiendo que su presencia y su práctica ha ido forjándome, preparándome para la vida, mucho más de lo que en una primera reflexión pudiera parecerme. Hoy, desde mi actividad empresarial y como emprendedor perenne, me reconozco en muchas de las capacidades, habilidades y enseñanzas que la práctica deportiva me ha brindado.

No digo nada nuevo ni original al recorrer todo lo que el mundo de la empresa y el deporte comparten; el espíritu de superación, la estrategia, resiliencia, orientación a metas... sin duda, tanto en la empresa como en el deporte, el desarrollo de la actividad debe hacerte crecer como persona. Todos podemos comprobar los beneficios inmediatos del deporte; ayuda a reducir el estrés y la ansiedad al tiempo que nos aumenta la creatividad, genera sensación de bienestar y neutraliza las emociones negativas. En nuestro desempeño profesional nos ayuda a estar motivados y con una actitud positiva que contagia el entorno laboral. El compañerismo, el trabajo en equipo, la cooperación y el respeto son valores del deporte que coinciden con los valores corporativos de muchas empresas, a los que podemos añadir valores personales como el espíritu de sacrificio, el autodominio, la perseverancia o la humildad; valores personales y sociales que definen la esencia de muchas compañías, sirviendo de guía para el desarrollo de su actividad, formando así parte de su cultura organizacional. Creo firmemente en ese paralelismo, en la transferencia o transmisión de valores y habilidades desarrollados en el deporte al ámbito empresarial. El liderazgo, la colaboración, la constancia, el compromiso, la tolerancia a la frustración, el esfuerzo, la orientación a resultados, la flexibilidad, la resiliencia o capacidad de transformar las dificultades en retos y oportunidades, la adaptación al cambio; aptitudes, actitudes y valores que podemos descubrir en el deporte y aplicar en nuestro día a día, dándonos esa capacidad de reinventarnos, de perseguir sueños, de enfrentarnos a retos, derrotas y a disfrutar con humildad y agradecimiento de los éxitos.