Demasiado tarde

11 nov 2021 / 16:33 H.
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Estamos en plena celebración de la Cumbre por el Clima, con dos ausentes significativos, China y Rusia. Ahora le toca a Glasgow ser la sede, y esto me lleva al Protocolo de Kioto allá en el año 1997; y seguimos con su carácter retórico: Promesas, recomendaciones, objetivos teóricos, ofertas, invitaciones, pactos, y no contratos de obligado cumplimiento que puedan exigir a los estados el cumplimiento de acciones que detengan y aminoren el cambio climático que se produce por el calentamiento global como consecuencia de la acción humana. A riesgo de confundir las churras con las merinas, porque de estas sí se sabe, y de las causas del calentamiento del planeta no se quiere saber, hace ya más de cuatro lustros se escribía y se leía sobre las consecuencias negativas del desarrollo descontrolado para nuestro medio ambiente. Era cosa de verdes, ecologistas, aventureros, y sobre todo de una generación bastante joven y poco experimentada.

El tiempo y lo vivido nos ha hecho mayores y seguimos viendo cómo aún, una gran parte de los poderes políticos siguen negando la mayor y minusvalorando a los movimientos que enarbolan como bandera la necesidad de luchar contra el enemigo global que produce desastres naturales y como consecuencia situaciones que llegarán a ser incontrolables para el ser humano.

Negacionistas los hay de todo tipo y colores, pero de estos abundan en demasía y muchos de ellos están sentados en los escaños del poder mundial.

No olvido los comentarios de chanza que provocó la jovencísima Greta Thunber en su paso por España para asistir al Foro de Davos. Vergüenza ajena sentimos muchos ciudadanos con las descalificaciones vertidas por analfabetos medioambientales que ningunean las investigaciones y estudios que científicos de todos los países realizan desde hace muchas décadas para hacer propuestas que nos lleven a un planeta más sostenible y mejor. “Nuestra casa común está en llamas” dijo la activista, y nos cuentan que existe la
posibilidad de que la emergencia climática
derive en un problema
de seguridad.

Un problema de seguridad lo es, mundial también, y un ejemplo de globalización ha sido la pandemia de la covid-19, por eso ha habido que adoptar decisiones terribles en situaciones terribles. Para quienes lo quieran creer y para los que no también, todo es global y el calentamiento de la tierra, el más.

Ya en los años de la Transición en España, padres jóvenes enseñábamos a nuestros niños a no tirar papeles al suelo, que había que salvar a las ballenas, que el humo de las fábricas y de los coches no era bueno y que había que cuidad de nuestra ciudad, de los montes, de los ríos y de los mares, y así un sinfín de cosas ya están reconocidas y asumidas como modelo educativo, pero que no han calado lo suficientemente hondo como para cambiar nuestro modelo de producción en el mundo. Los recursos naturales no son inagotables.

Cuando el buque se hunda, nos preguntaremos si ya es demasiado tarde.

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