Del lado
de acá

08 mar 2019 / 11:30 H.

Cada cierto tiempo se produce un suceso paranormal en mi biblioteca: de la noche a la mañana, de repente, aparecen libros abiertos. La penúltima vez sucedió con la novela “Rayuela”, de Julio Cortázar. El fantasma eligió el capítulo 41, nada menos; ya saben, ese en que Oliveira intenta enderezar unos clavos a martillazos. Siempre procuro tomarme en serio este tipo de acontecimientos y me salió una obra de teatro de lo más trotona. Después de varios meses en cajas, mis libros han regresado a una estantería (el alivio es infinito: les emplazo al próximo artículo) y, claro, el fenómeno “Rayuela” se ha reproducido. A quienes no han saltado a través de las páginas de esta inmortal novela (perdónales, Dios), les aclaro que hay tres partes: la primera, “Del lado de allá”, la más valorada por los críticos: es donde se impone ese ritmo de jazz de la “vie de bohème”; la segunda, “Del lado de acá”, que es cuando Oliveira regresa a la Argentina (el libro insiste en abrirse ahora por aquí... ¿Qué me quieres decir, Julio? ¿Tiene que ver con lo que estoy escribiendo? ¿Qué sucede acá que es tan importante?); la tercera unidad corresponde a “De otros lados” y estoy aterrado porque es un compendio de textos sueltos, caos puro. Y si mañana me encuentro abierto el libro por ahí... ¿Entonces, qué?