Decía mi querida madre

Decía mi querida madre que no hay que querer vivir deprisa, si no disfrutar de la niñez, de la adolescencia... que luego la vida se va complicando y corre tanto el tiempo que no llegas a alcanzarlo. Todos hemos soñado con la mayoría de edad, pero una vez llegada no te liberas como creías si no que te encuentras en la Universidad o trabajando y con la misma dependencia familiar, y así se pasa el tiempo y te encuentras con que tus mejores recuerdos son los de la infancia cuando jugabas sin miedo por las calles de tu barrio o la adolescencia o el primer beso, la primera salida con los amigos y esa sensación de libertad y alegría. Luego, es cierto que vas sintiendo como un vértigo al ver los días, meses, años pasando tan rápidos. Dicen los expertos que esto ocurre porque comparado con la infancia, un adulto tiene menos experiencias y además menos memorables. Por ello, mi consejo, como decían los antiguos: “hay que vivir con cabeza, con corazón y con dos cojones”, y tenían razón porque en la vida hay que enfrentarse a momentos muy duros, y para ellos no nos prepara nadie. Y bueno, haciendo frente aunque con miedo a lo que venga, yo de momento me quedo en mi barrio.