De tomo y lomo

    01 nov 2023 / 09:12 H.
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    Decía el filósofo y matemático Pascal que “los humanos son la gloria y la escoria del universo”. Poco hemos cambiado desde el siglo XVII, si no ha sido para peor. Igual amamos que odiamos, ayudamos que dañamos, ofrecemos la mano que clavamos la puntilla. El odio es un sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia un individuo o un grupo, una raza o una cultura, que provoca el deseo de infligir un daño. Y, si además el odiador es un sádico, lo lleva a cabo con una crueldad innecesaria. Y, a veces, alguien que creías decente, o no, comienza a rezumarlo y te preguntas en qué te equivocaste al juzgar, qué te confundió o te confirmó. Matar, ensañarse, arrastrar y violar, solo o en manada, y exhibirlo en las redes sociales; degollar bebés, humillar y maltratar a ancianos y niños indefensos o rajar el abdomen de embarazadas. Atroz y perverso. Creía que distinguíamos bondad y maldad, superación y envidia, justicia e injusticia. Me asusta que el mundo sea un sistema binario: dos facciones, dos colores, dos partidos, dos religiones... No es ideología, es podredumbre. Vender tu conciencia y tu alma, a tu país e incluso a tu madre por ambición e inquina. Y eso es de ser un psicópata, un miserable, un desalmado y un detestable cabrón. Pero... de tomo y lomo.

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