De pan y panaderos

    05 may 2022 / 16:38 H.
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    Un buen pan necesita buena harina, equilibrio de agua y sal (u otros productos si lo queremos especial), y masa madre en condiciones. Amasar a conciencia y dejar reposar sin prisa. Luego aparece la levadura, verdadero revulsivo que provoca la eclosión de esa masa hasta lograr, también en reposo, que aumente su volumen considerablemente. Sin prisas. Llegado el momento el artesano panadero da forma según su criterio a esa masa y la introduce en el horno para que cueza debidamente según lo que se quiera obtener. El pan nuestro de cada día. Pues igual nuestra paciencia, que va conformándose día a día con variados elementos a partir de un estado básico, sin prisa, y que una cantidad adecuada de levadura introducida (ajena a la harina) sea de razón o de mala leche oportuna la hace crecer exponencialmente y hasta estallar. Y ya tenemos fermentada y preparada una paciencia que se va a convertir en el pan de la discordia, el enfrentamiento y hasta la posible revolución destructiva. La paciencia llevada al límite por unos panaderos que no han sabido convertirla en un buen pan.

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