De nuevo la soberbia

La soberbia sigue sobreviviendo entre la sociedad, alguna vez he hablado de ello, y viene al caso después de haber vivido recientemente algún brote que otro en los que se ha manifestado, sin duda, haciendo daño solo al o a la que la lleva dentro. Eso sí, se manifiesta casi siempre con alguna expresión que otra de mala educación. Es el recurso de la incompetencia y la muestra de no estar en posesión de la verdad. Esa verdad que se suele generar solo en la mente del soberbio, incapaz de reconocer sus errores y que, además, se crea una historia en su mente que después se dedica a difundir siempre en círculos reducidos para hacer daño a otros sin darse cuenta de que solo los ilusos caen en sus redes. La verdad, la otra, triunfa. La soberbia, adornada de odio, pierde, hundiendo en la miseria a los que la llevan dentro. Y viene al caso con la inmigración. Los que tenemos dos apellidos y posiblemente de origen cántabro o asturiano cuyos antepasados llegaron a Andalucía conformando una rica mezcla de sangre y culturas diferentes sabemos que los que vienen huyendo de guerras y miseria buscando un mundo mejor, con humildad y decencia, no merecen ser despreciados, criticados y rechazados. La verdad es solo una y la de los soberbios ni es verdad ni es justa, es solo odio.