De la frugalidad

Frugal es lo parco, lo escaso, lo moderado. Tenemos muchos más sinónimos aún, todos con ambigua valoración; según a que nos refiramos, esta puede ser positiva o negativa. Si nos referimos a los vicios (sinónimos de excesos), lo frugal tiene valor positivo, en cuanto da equilibrio. Si nos referimos a la inteligencia, lo frugal es semejante a escaso y su valoración es negativa. Si nos referimos a la economía, eso que regula el gasto de los países, la distribución de su riqueza, los problemas de la desigualdad social, las ayudas sociales a educación, a sanidad, a la atención a la tercera edad, etc., la valoración deviene ambigua, dependiendo de la ideología de los participantes. Para algunos neoliberales, partidarios de la ortodoxia fiscal, del liberalismo a ultranza, del equilibrio presupuestario, del déficit y la deuda saneada y opuestos a las veleidades expansivas, tiene un claro valor positivo; así lo afirman sin pudor los representantes de Austria (Sebastián Kurz), Dinamarca (Mette Frederiksen), Suecia (Stefan Lofven) y Holanda (Mark Rutte), partidarios de la austeridad y de los recortes que ahora se llama frugalidad. Demasiada frugalidad, no solo económica sino también, me temo, de inteligencia.