De la amistad al plástico

    24 ago 2019 / 11:22 H.

    En una venta de los Montes de Málaga, despidiéndome de mis colegas de toda la vida, hablábamos del panorama que se nos avecina y de la falta de altura política que se gastan. Comentaba Curro de Vélez, con pesar, este sindiós y la ausencia de talento de la izquierda en estas situaciones: “No vamos a aprender en la vida”. Mientras tanto, George asentía y apostillaba que: “Están jugando en la regional preferente y sin perspectivas de subir de categoría, mientras que la derecha se ríe de Janeiro”. Y entonces aparece el tema de los microplásticos, que aparte de chupárnoslos en la manduca también nos caen del cielo con la lluvia, y los tres nos acordamos del temazo de Willie Colon y Rubén Blades, Plástico: “Era una ciudad de plástico de esas que no quiero ver, de edificios cancerosos y un corazón de oropel, dónde en vez de un sol amanece un dólar, dónde nadie se ríe, donde nadie llora, con gente de rostro de poliéster que escucha sin oír y mira sin ver, gente que vendió por comodidad su razón de ser y su libertad... No te dejes confundir, busca el fondo y su razón, recuerda, se ven las caras, pero nunca el corazón... que fallo”.