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De entrada no

28 jun 2022 / 15:54 H.
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Un día como el de hoy que, junto a la efeméride nacional en nuestra historia democrática, una vez más, creemos que una fecha nos pone en la historia. Es posible, pero, qué relato. Si intentan escribir la frase que tienen en la memoria, “OTAN de entrada no”, el corrector gramatical le solicita que ponga signos de puntuación. Según donde sitúes la coma el sentido de la frase cambia. Es la estrategia de comunicación con la que se creó, no afirmar ni dejar de hacerlo. Solicitar un referéndum pero no exponer el posicionamiento ante el mismo. Solicitar cambios sin indicar cuales. Se ha configurado como identidad de nuestra cultura política. Todas las personas nos sentimos vinculados a la idea, así podemos, a título individual posicionarnos según convenga a nuestros intereses. Hay especialistas en la promoción de nuestra lengua que podría dar conferencias al respecto. Mirando el hecho histórico, más allá de entender que sin asumir el vínculo a la OTAN, la entrada en la Unión Europea era una opción imposible para la relaciones internacionales de España y el rol que nos tenían asignado en la geopolítica para el desarrollo de la Unión Europea. Era la condición para acceder a seguridad y cobertura para percibir ayudas y lograr el desarrollo actual de España. Vista la eficacia de la estrategia seguimos situándonos en el “de entrada no”, tanto a nivel individual, como colectivo, asociación, partido o clase social. Habrá quien diga que es un lenguaje obsoleto, viejuno porque ya no existen las clases. Solo moderados y extremistas. ¿No se usa o no se quiere ver? Es el resultado de la interiorización del mensaje que permite justificar y asumir cualquier situación en nuestro inconsciente colectivo. Para mi compañero Juan, con quien dialogo desde lógicas científicas distintas, lo que cualquier persona desea es tener una calidad de vida óptima. Que los gestores públicos entiendan que su objetivo debe ser solucionar el acceso a los recursos para satisfacer necesidades que se requieren para el desarrollo socioeconómico y no dejar espacios de la geografía yermos e ignorados a los que solo con mirar el mapa se les ve la singularidad, se les aísla. ¿Les suena de algo? Se le ponen muros, “de entrada no”. Un limbo ideológico político. Si como manifiestan nuestros gobernantes, y los que no lo expresan puede ser que también lo piensen, en tanto tras los focos y micrófonos de las emisiones en directo, hay consensos entre nuestros representantes que no se deben reconocer públicamente para mantener el juego de la divergencia; el problema de la frontera de Melilla son los traficantes de personas, ¿cómo es posible que el gobierno marroquí no los aborde, detenga y frene su acción; teniendo en cuenta la capacidad de sus servicios secretos para obtener información confidencial y presionar políticamente a países “amigos”? Los traficantes no son “amigos” ni enemigos, según parece. ¿Qué y quienes son? O están en la esencia y el modo entender las relaciones humanas y sus usos comerciales, o no median traficantes y solo hay desesperación, hambre y deseo por una vida digna. Mientras desde Europa miramos desde la pantalla como muro, acostumbrados a los dramas emocionales de los realities shows. “Había cantidades de cebos además de estos”, describía el señor Gravitt en la novela de Orwell, “Subir a respirar”. Una razón más para entender que estamos instalados en “de entrada no”.

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