De aquellos polvos...

    19 feb 2021 / 10:15 H.
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    No pongas esa sonrisilla picarona que no voy a hablar de nada porno, sino de ese refrán; “de aquellos polvos vienen estos lodos”. Llevamos cavando nuestra tumba desde hace ya muchos años, exactamente desde que comenzamos a permitir que se nos fuese paulatinamente ninguneando, sin ofrecer la más mínima resistencia. Hay una consigna que nuestra clase política tiene metida en su mollera desde el minuto uno en que ostentan un cargo, y es la de “al más cabrón el mejor puro”. Cuanto más ruido haces, más destrozas, más amenazas, en definitiva, cuanto más “por culo das”, más pillas.

    El nepotismo que hemos sufrido históricamente se ha incrementado en los últimos años, al no tener a nadie que nos defienda y los aquí elegidos para ello, han preferido hacer de “bienqueda” con su jefes. En esta tierra tenemos, iba a decir la virtud pero la verdad es que es el problema, de ser muy educados, rallando en ocasiones la apatía e indolencia. Este carácter nuestro bien lo conocen los que mandan, y poco a poco, sin prisa pero sin pausa nos han ido arrebatando lo que nos pertenece. Haciendo un símil deportivo, los árbitros vendidos y que consiguen que pierdas un partido no son los que te pitan un penalti injusto, sino los que te van minando durante todo el encuentro, pitándote a ti todas las pequeñas supuestas faltas y obviando las del rival. Al final acabas reventado, hecho que aprovecha el “trencilla de turno” para justificar tu expulsión e inclinar la balanza para el equipo contrario. Eso es lo que está pasando en esta provincia, callamos, callamos, callamos, y cuando abrimos la boca porque no podemos más, nos tratan de amargados, insolidarios y no sé cuántas cosas más.

    Un tema que no supimos pelear y que nos está saliendo caro es el de la incomunicación. Parece imposible que siendo la puerta de Andalucía, cruce de caminos y “guarda y defendimiento de los Reinos de Castilla”, como
    reza nuestro pendón, hayan conseguido a base de filigranas ingenieriles dejarnos incomunicados. La cosa comenzó cuando se
    estaba conformando la red nacional de ferrocarriles y en vez de hacer pasar el nudo principal por Jaén, se desplazó a Espeluy, según dicen las crónicas para que pasase por la finca “Rincón de San Ildefonso”, propiedad
    de nuestro paisano que figura en el registro con el extenso nombre de José María de la Capilla Javier Antero Pedro Mariano Diego Juan Fernando Ramón de la Santísima Trinidad, que no era otro que José del Prado y
    Palacio, primer Marqués del Rincón de San Ildefonso, título concedido por Alfonso XIII por los grandes servicios prestados a la
    corona. Fue alcalde de Madrid dos veces,
    diputado en seis legislaturas bianuales, Alcalde de Jaén, Director general de Agricultura, Industria y Comercio, y un largo etcétera. Justo es reconocer que trajo para Jaén grandes inversiones, pero en el tema del ferrocarril nos destrozó.

    El Plan Colce ha dejado reflejados los desequilibrios entre provincias. Las que tienen infraestructuras como AVE o aeropuerto por malo que sea, le sacan
    el máximo rédito. El comportamiento del alcalde de
    Córdoba ha sido el del niño consentido que por tener padre rico, y por ende buena casa y mucha pasta, tiene derecho a humillar al niño
    Expósito, pretendiendo que el huérfano
    agache la cabeza sin pensar que eso no lo tiene el rico por méritos propios, sino porque arbitrariamente se lo han ido regalando. Mejor me callo porque como diga lo que
    pienso, puedo acabar en la trena, aunque según la nueva ley sobre libertad de expresión que quiere sacar “el Coletas”, si lo digo cantando, puedo injuriar, amenazar o vejar
    a quien quiera, siempre que no sea contra él ni su chupipandi.

    La única defensa que tiene esta provincia es la de obligar a quienes gobiernen en las próximas elecciones a que nos compren el voto. El que en esta tierra esté todavía convencido de que hay que votar por unos supuestos ideales de un partido, o es un ingenuo, o le falta un hervor, o es una de esas barrigas agradecidas que están chupando de unas siglas.

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