Dar tiempo

¿A qué manifestación has ido? me preguntan en el parque, cuando voy a llevar a mi perra. ¿Yo? a ninguna, ¿y vosotras? Yo, nunca he ido a ninguna, contesta airada una “madre de perro” que se nos ha unido al grupo y lucen (su perro y ella) sendas banderas españolas, ella en la muñeca y el perro en el collar. El resto somos “pijas progres”, como nos denomina Sergio del Molino y dudaba yo de que hicieran una crítica ácida a ninguno de los grupos manifestantes de palabra y de hecho. Pero, craso error. Que qué se han creído la Montero y la Belarra, por tener tanta prisa vamos a perder lo que “nosotros” conseguimos, que cómo Sánchez se deja manipular por unos y por otros... Total, que aquello se convirtió en un debate sin fin. La ley del sí es sí y el coladero, la ley trans, (¿son mujeres las que se lo creen habiendo nacido hombres?) dejaron traslucir que también entre nosotros la falta de rigor en el tratamiento médico, psicológico y legal, habían levantado ampollas. Se han pisado varios callos y el escollo principal no está en las oposiciones políticas ni en la escala social. Es algo transversal y la solución no está en el lenguaje inclusivo. Es cuestión de educación. No se puede ir a la velocidad de la informática. Afecta a nuestros asuntos más íntimos. Y hay que darle su tiempo.