Culturicidio

02 mar 2021 / 13:02 H.
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Un pueblo inculto no produce más que miseria. La ciencia en cambio coloca nuestras predicciones sobre una base más segura. Detesto el mundo de frases hechas en el que vivimos. Reivindico un lenguaje abierto y culto que censure su destrucción. Abogo por una generación que pueda estudiar, trabajar y que nunca tenga que pasar por el colapso de sus expectativas futuras. Vivimos en un sistema complejo que funciona a pleno rendimiento durante un periodo imprescindible y luego de manera abrupta se desvanece. Que la ciencia, el capitalismo y la sociedad de consumo no mate la cultura, porque sin cultura no habrá libertad, ni competencia política, ni imperio de la ley y todo se reducirá a una farsa. No habrá libertad de prensa en una sociedad que no reconocerá sus defectos, ni será capaz de solucionar sus problemas con la creatividad individual. La cultura da poder al ser humano que se educa en la escuela que enseña a respetar los valores de una civilización en la que tenemos depositada nuestra fe. No heredamos ser pusilánimes ni ignorantes crónicos, alentemos la cultura que nos aleja de la mortífera espiral de desconfianza creciente que recorre el mundo. El antídoto para las crisis de confianza se llama cultura, porque ella nos necesita a nosotros tanto como nosotros la necesitamos a ella. Mal haríamos en crear bancos de zombis con crecimiento mental plano, no necesitamos generaciones frustradas y menuda frustración sería estimular, en vez de una revolución cultural, a un nacionalismo radical. Para abordar el problema, hay que hacer lo correcto cuando se hayan agotado las demás posibilidades de salvar de una crisis segura a un valor cultural que nos llama para que salvemos la fe en su viabilidad. Debemos salvaguardar el sistema con al auge de un modelo que no tenga agujeros por donde socavar sus principios culturales. Los gobiernos deberían reconocer la solvencia de un pueblo culto que se conduce asimismo. Para qué queremos millones de neuronas del sistema nervioso central interactuando con la inteligencia humana, si nos parecemos más a medio millón de termitas construyendo un complejo termitero que corroe la cultura hasta destruirla por completo. Para qué queremos un sistema inmunitario con anticuerpos que se movilizan para librar la batalla contra antígenos extraños y luego no lo dejamos actuar para sanar la cultura. Esa pauta es común en casos de incendios forestales, agotamiento del suelo y pandemias de las que disponemos las vacunas y solo especulamos con ellas. Son rasgos de sistemas políticos cerrados a la apertura y a la transparencia, cual economía mundial que se hunde por la ineptitud o el interés de quien la representa. Cada hora que vivimos sin ser nosotros mismos, es una hora perdida por no poder librarnos del contagio de la ignorancia, prefiero que me contagie de su alegría la cultura que priva del poder a quien no lo merece, porque poder no es mandar al rincón de los torpes a toda una población que prefiere el rincón de pensar cómo ser un pueblo culto, refinado y peculiar que no se quiere suicidar en un proceso lento y prolongado de ignominia. Lector supera la tristeza del conflicto cultural y que te vean con una sonrisa contagiosa, esa puede ser la respuesta al colapso repentino de una civilización que ya no se sabe si es divina, humana o simplemente irracional.

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