Cuando poder se escribe con jota

Se suele afirmar que el poder es la capacidad de influir, dominar y controlar a los demás por parte de alguien que tiene facultad de hacerlo, una autoridad legítima, como afirma Weber. Como se sabe, hay diferentes clases de poder: político, económico, social, coercitivo, de recompensa, del conocimiento, carismático; a veces se ha usado una clase más que otra y no siempre debidamente. Ahora mismo estoy pensando en el poder coercitivo, que se basa en la amenaza o uso de la fuerza para lograr la obediencia de los demás. El paladín de esta forma coercitiva del poder es sin duda Donald Trump. Amenaza con la salvajada de invadir Gaza y expulsar a los palestinos de esa tierra para construir una zona de lujo frente al mar. Amenaza a sus socios comerciales con los aranceles. Exige mayores contrapartidas económicas a los países que comercian con EE UU Se jacta de su poder al haber puesto de rodillas y humillar a México y Canadá. Quiere ser propietario del canal de Panamá, Alaska, Canadá y México. Sus tropelías son tantas que no caben aquí. Pero una cosa es evidente, para Trump, poder se escribe con “J”, y es la capacidad de joder a quien le lleve la contraria. Y ahí estamos, con escaso lugar para la esperanza y la buena política.