Cualquier tiempo pasado fue mejor

18 abr 2020 / 12:41 H.
Ver comentarios

PEDRO SALCEDO

Cualquier tiempo pasado fue mejor. ¿Quién no ha utilizado este aforismo alguna vez? No me digan que con la que está cayendo, su significado no es aplastante, demoledor, innegable. Esta oración proviene de las coplas de Jorge Manrique, una elegía escrita por la muerte de su padre. Hay estudios que vienen a indicar que, en verdad, su significado es justo lo contrario, si ahondas en sus versos, su contexto nos lleva a esa conclusión, apuntan los enterados. Vamos a rechazar de plano meternos en estudios profundos, es posible que sea cierto eso que dicen, pero si lo trasladamos a hoy, ya te digo yo que ni de coña.

Ahora está dotada de sentido, de fuerza, de razón. Digo esto porque la primera semana de encierro, organizando un trastero, de esos que vas dejando todo lo que no utilizas, pero que te da lástima tirar, me encontré una caja con viejos discos de DVD. Y “voilà”, me encuentro con una colección de nueve capítulos que publicó Diario JAÉN hace un porrón de años, un magnífico documental de Alfonso Arteseros. Estaban todos desprecintados, lo que indica que alguien los vio. A veces nos compramos o somos obsequiados con colecciones de este tipo, y tras ver el primer y segundo capítulo, los mandamos al más triste de los destierros.

Yo, que ya disfruto una edad, como dice Sabina, ni tan viejo, ni tan joven, y después de empaparme en un par de días los nueve capítulos, reconozco que la emoción se instaló en mi como una lapa en las rocas a flor de agua. Casi no me identifico en la mayoría de las imágenes, pero sí en algunas, las suficientes para comenzar a destilar un torrente de sensaciones de una manera incontrolable, no exagero, hubo momentos donde se me saltaron las lágrimas. He de reconocer que el Concertino para guitarra y orquesta en La Menor, OP. 72, una romaza de una delicadeza extrema, de Salvador Bacarisse, ayudó en gran medida, esta pieza se repite a lo largo de la muestra visual, conectando de una manera magistral con el sentido las imágenes.

Menos mal que esto ocurrió la primera semana, no quiero pensar las consecuencias de haberlas visto ahora, después de un mes aquí, ante esta situación insólita que todos estamos sobrellevando. Mi reacción, creo, habría sido distinta, sentiría rabia, impotencia, qué se yo...

El capítulo nueve, y último, termina en 1975, y pienso, sin temor a equivocarme, que no es necesario remontarse a esos años, tan sólo revivamos las últimas navidades, y eso que a mí la Navidad me dejó de gustar el día que descubrí lo de los Reyes Magos, y luego por lógicas circunstancias de falta de seres queridos. Si lo prefieren, puedo enfocarlo por el argumento trabajo, ver el comedor hasta las trancas de reuniones familiares, disfrutando de la comida, de un buen vino, un café, sobremesa, regalos. Joder, me pongo de mala hostia.

Es probable que habrá que analizar muchas cosas, automatismos que veíamos como normales, mandar a paseo muchas cosas superfluas, controlar los enfados y hacerlo cuando de verdad esté justificado. En estos momentos, cualquier tiempo pasado fue mejor, cobra más sentido que nunca.

Articulistas