Cuál es la tuya

Séneca dijo: “El Sabio nunca carecerá de alegría, pues ella nacerá de sus propias virtudes”. ¿Quién no posee virtudes? El mundo sería un mundo más alegre con la suma de todas ellas. ¡No! El secreto está en descubrir cuáles son, ponerlas en práctica y disfrutarlas. De ellas depende básicamente tu felicidad y, como consecuencia, la del resto. La riqueza está en ti. La clave está en el conocimiento que tenemos de nosotros mismos y del poco tiempo que nos dedicamos. De hecho, la sociedad tiende a entretenernos con chorradas para que cada vez seamos menos conscientes de ese potencial, que muestres indiferencia y así puedas alejarte más de esa virtud. No interesan mentes pensantes ni ideas. Eso supondría un problema. Se direccionarían tanto los propósitos que no habría capacidad para gestionarlos y claro, como no, eso supondría más trabajo. La sabiduría daría más pistas de lo que está bien y lo que está mal y, con eso, se perdería el control y, sobre todo, el poder. Ármate de valor y coraje. Busca en el baúl de tu mente todas esas cosas que sabes que te gustan y se te dan bien. Están ahí, descubrirás que se es más feliz teniendo menos, pero siendo más grande. Esto hará que puedas compartirlo con el mundo y este, nuestro mundo, te lo agradecerá. El intento nunca será un fracaso.