Crónica de final de mes

04 ene 2020 / 11:28 H.
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Entre polvorones, panderetas y zambombas, cantando villancicos, hemos llegado al final del año 2019 con temas cruciales pendientes. Y en una concepción rectilínea del tiempo nos hallamos inmersos en el Año Nuevo, cargando sobre nuestras espalda los mismos problemas.

En nuestro país los líderes de PSOE y UP han visibilizado juntos el contenido del “programa de Gobierno de coalición”; no obstante, es imprescindible el apoyo de otros partidos para la formación de gobierno. Al parecer, las negociaciones van por buen camino e incluso se señala el día 7 de enero como probable fecha de la investidura. Pero en el trasfondo de este asunto aparecen los agoreros patrioteros, que aprovechan la mínima ocasión para amedrentar a la ciudadanía con una nueva “Apocalipsis Now”; recordándonos a la sazón la profecía de Nostradamus sobre el fin del mundo en 2020. Y todo ello mezclado en un cóctel analógico, que imprime fuerza a la distopía de los feroces caballos voladores, en la que aparecen cabalgando los jinetes de Vox para poner las cosas en su sitio. Y en otra pieza del puzzle está el independentismo catalán con una nueva plataforma civil llamada “Tsunami Democrático”, que ha sumado su actividad a los violentos comandos de los CDR. De nuevo nos sorprende la justicia de la Unión Europea resolviendo en una sentencia la inmunidad parlamentaria de Junqueras (dejando para el Tribunal Supremo el asunto de la impunidad) e insta a que tome ya posesión de su cargo de eurodiputado; aprovechándose de la misma los dos oportunistas de Waterloo. Dos horas más tarde, la J. E. P. de Barcelona le comunica a Torra la resolución de “inhabilitación de cargo público” por negarse a quitar los lazos amarillos de la fachada del Parlamento durante la campaña electoral (la decisión final dependen de del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña). En este monumental embrollo, Sánchez intensifica su esfuerzo con la finalidad de ser investido presidente: en pocos días se ha reunido con los líderes de los partidos de la Cámara Baja, con los presidentes de las comunidades autónomas con los líderes sindicales y de la patronal. Aún no sabemos cómo finalizará esto. Y en otro orden de cosas, en Madrid acaba de celebrarse la Cumbre Mundial del Clima y los resultados de la misma han sido decepcionantes. Los países más contaminantes del Planeta (EE UU, Brasil, India, China, Rusia...), no se han comprometido en una significativa reducción de los gases de efecto invernadero. Así pues, son ellos los máximos responsables de dejarle a las generaciones presentes y futuras una herencia envenenada de dióxido de carbono. Los movimientos contra el cambio climático multiplican sus protestas, exigiendo a los gobiernos un cambio radical en sus políticas medioambientales. En plenas reivindicaciones basadas en hechos científicos, se hace viral una escolar sueca llamada Greta Thunberg (a esta icónica activista el diputado de Vox, E. de los Monteros, le aconseja que mejor sería que asistiera al colegio), que con gran sacrificio recorre el mundo concienciando a sus habitantes del peligro que corren debido a la voraz contaminación con la que las grandes empresas castigan a la Tierra. Mas, en esta debacle medioambiental todavía nos queda como esperanza agarrarnos a la cinéfila frase de H. Bogart a I. Bergman “siempre nos quedará París” (en este caso, Glasgow 2020).

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