Covid y guerras olvidadas

01 ago 2020 / 12:04 H.
Ver comentarios

Hoy en día, la mayoría de los países están inmersos en la lucha contra la covid-19 y sus consecuencias, sobre todo, desde el punto de vista de la salud y de la economía. En el fondo, también, se libra una batalla cruenta para controlar la futura vacuna contra esta pandemia, porque quien obtenga primero la patente, tendrá el control sobre la salud de los demás.

Ahora, el poder ya no lo representan solo las armas nucleares y/o balísticas o el dominio de las fuentes de energía, sino también, el control sanitario sobre los otros: individuos, países, etc. Pero, mientras se libra esta guerra soterrada, hay regiones del planeta con otras prioridades más acuciantes, y entre ellas, una de las más básicas, la posibilidad de poder vivir en paz. En este caso se trata de Yemen.

Quizás, hace algunos años, Yemen fue mundialmente conocido por la comedia de Lasse Hallström, La pesca de salmón en Yemen. Aunque la película no fue rodada en ese país, lo pudo colocar en el mapa. Sin embargo, Yemen no es una nación nueva, ya que fue la tierra de Balkis , la Reina de Saba. Pero pasemos de la evasiva ficción a la cruda realidad. Actualmente, Yemen es considerado por las Naciones Unidas (NU) como uno de los países más pobres de la Tierra, ya que no tiene recursos ni fuentes de energía importantes. Aun así, está viviendo una de las guerras más duras y silenciadas del momento. Entonces, ¿dónde está el interés?

La respuesta se antoja algo complicada, pero si uno se fija en el mapa puede localizar algún indicador. Por Yemen, o por el estrecho de Bab Almandeb, pasa todo el tráfico marítimo que cruza el Canal de Suez hacia los océanos Pacífico e Índico, y viceversa. Esto es, la ruta marítima más corta entre Europa y Asia, dos de los polos más importantes del desarrollo mundial. Además, esta vía puede ser una ruta alternativa para el petróleo del Golfo Arábigo y, por ende, más segura, dado el conflicto que protagonizan los Estados Unidos e Irán en el área del Golfo. Por ello, lo que acaece en este pequeño país se puede considerar como una guerra por encargo, aunque nos lo quieren vender como una lucha entre los suníes, apadrinados por Arabia Saudita, y los chiíes, apadrinados por Irán. Pero es la misma película de siempre, acordaos de las armas de destrucción masiva de Irak, de la guerra del Golfo, y del frasquito del señor Colín Powell, en la sede de las NU, otro blockbuster. Otro elemento que ilustra la importancia estratégica de la región es la concentración del mayor número de bases militares extranjeras en un país, Yibuti. Este diminuto país africano, de tamaño equivalente a la Comunidad Valenciana y situado frente a Yemen, alberga bases militares de EE UU, Francia, Italia, Japón, Arabia Saudita y China, única base de este país en el extranjero, por el momento.

Ahora, con la llegada del coronavirus y con enfermedades endémicas como el cólera, que estaba azotando a la población civil, se hace más urgente parar esta barbarie. Los telediarios se cansaron de emitir las mismas imágenes de niños desnutridos y hospitales bombardeados, pero el problema sigue latente. Según las pocas organizaciones humanitarias que quedan en la zona, como Médicos Sin Fronteras y ACNUR (refugiados), las cifras oficiales de muertos y de contagiados de la Organización Mundial de la Salud distan mucho de la realidad. Paremos la guerra de Yemen.

Articulistas