Cosas serias

25 jun 2019 / 10:16 H.

Vengo diciendo lo aburrida que está la sociedad. Es verdad que imperan las barbaridades, los asesinatos, los corruptos, los farsantes y todo lo peor. Pero todo esto es tan habitual y reiterativo y cotidiano que aburre. A casi nadie le preocupa quién pueda gobernar y a qué precio ni tan siquiera si los jueces hacen justicia o no. Nos aburrimos soberanamente ante tanta falta de seriedad. En estos días el sesteo se ha roto, una noticia ha convulsionado el interés nacional: La boda de Belén Esteban. ¡Tiene tela! Pero así está este país de nuestros amores y quebrantos para que, con todo lo que tenemos encima, se desviva por conocer detalles de la boda de una contertulia de programas basura que, por esos extraños milagros de la vida, se ha convertido en un icono de la España menos exigente.

Siento el máximo respeto por la persona de Belén Esteban pero me es difícil aceptarla como personaje popular. Belén ha tenido en su vida los mismos o parecidos problemas que centenares de mujeres en nuestro país, pero sus problemas fueron motivados por un famoso, Jesulín de Ubrique, y eso le abrió las puertas de la televisión mediocre. La verdad es que popular sí que es Belén Esteban pero a los españoles que no ven ese tipo de televisión de chismorreos de portería de comunidad, les importa un comino. A ella, no. Belén ha sabido y sigue sabiendo sacar provecho económico de todo esto y lo ha demostrado una vez más, al vender la exclusiva de su boda a una revista. Si yo asisto a la boda de un amigo y, a la entrada, me piden que entregue el móvil, me vuelvo y no entro. Pero los 300 invitados que asistieron a esta boda eran más o menos adictos a la misma cuerda y no les importó.

Siempre hay a quienes les viene de perlas estas rimbombantes noticias, porque así el personal ciudadano se distrae y no piensa seriamente ni con profundidad lo que realmente importante está pasando en el país. Así siguen a sus anchas los que están vendiendo a España por parcelas a cambio de sillones y prebendas. La boda de Belén Esteban es para muchos noticia más importante que esos extraños emparejamientos que los partidos pretenden, en los que solo se busca el bienestar de los padres sin que cuenten mucho los hijos, sean legítimos —del mismo partido— o no. Cuando esto ha pasado con la Esteban no quiero ni pensar la que se armaría se Kiko Hernández dice de casarse alguna vez.