Corazón: mito o realidad

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El concepto de mito nos lleva a una historia fabulosa, transmitida de forma oral en general, y aceptada por la mayoría de las personas. En ese contexto la palabra corazón nos evoca a una serie de propiedades, —sentimiento, amor, sensibilidad, espíritu—. Incluso cuando lo dibujamos en un esquema, todos trazamos el mismo gráfico tan conocido. Es algo arraigado en el inconsciente colectivo. Sin embargo cuando en una intervención quirúrgica cardíaca observamos la morfología de dicha víscera, ni se le parece al famoso símbolo ni tiene nada de particular, salvo que es un músculo bien desarrollado y programado para su función. No tiene ninguna cualidad que nos haga intuir esas funciones que le atribuimos. En un trasplante de corazón, el receptor no cambia su carácter ni su forma de actuar de manera significativa. Sigue siendo el mismo salvo quizás pequeñas variaciones después del episodio. La realidad parece imponerse al mito. No obstante dada la humanidad actual es preferible desearle larga vida al mito del corazón, que perdure y que sirva para seguir “pensando” de una manera sensata y juiciosa ante las perspectivas futuras.

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