Contradicciones
No salía de mi asombro cuando escuché al presidente Sánchez calificar la migración como una cuestión de humanidad en una comparecencia en el Congreso mientras todos teníamos presentes a los saharauis que habían sido expulsados a Marruecos días atrás, entre ellos Ali Hammou, persona sorda y enferma. Todos habían pedido asilo o el estatuto de apatridia por su temor a ser deportados y tener que enfrentarse a las represalias por sus distintas vinculaciones políticas o sus actuaciones reivindicativas. La secretaría de Estado de Interior impidió, además, que las eurodiputadas Irene Montero e Isa Serra pudieran reunirse con los saharauis en el aeropuerto de Barajas, desde el cual habían denunciado la situación de hacinamiento y falta de salubridad en la que se encontraban. En esa misma comparecencia defendió nuestro presidente la importancia de los migrantes cualificados para soportar la economía española y anunció sus propuestas para la ley de extranjería centrándose en la idea de una inmigración legal, segura y ordenada que se convertirá en un pilar fundamental para la pirámide poblacional en España y Europa. Creo que, más allá de valorar a los migrantes como un simple beneficio económico y social para los nacionales hombres blancos, debía haber expuesto que la migración es un derecho fundamental en el que se amparan las víctimas de la persecución política, de las guerras, del hambre, de la muerte y de una economía global imperialista. Para terminar de no salir de mi asombro observo las modificaciones a la Ley Mordaza que han acordado el PSOE, Sumar y Bildu, donde se dejó en evidencia la falta de voluntad de derogar las disposiciones de esta ley que hacen referencia a las devoluciones en caliente, y dejando la reforma condicionada a conseguir una mayoría absoluta que se ve ya casi como un sueño.
Parece que tenemos diferentes categorías de migrantes. Los refugiados del norte de África a los que en tiempo récord se les deniega el asilo y son devueltos. Luego tenemos a otros productivos y cualificados que serán necesarios para el crecimiento de la economía española y europea. Y también tenemos a doscientos mil refugiados de Ucrania que recibimos con los brazos abiertos. En resumen, la posición del partido socialista es contradictoria con las acciones que su Gobierno ha tomado recientemente con poblaciones migrantes y Pedro Sánchez defiende posturas contradictorias con su actuación en las fronteras españolas. Observando la operativa del PSOE en los últimos años en España, es muy fácil comprobar que hay contradicciones. No hay que olvidar que Pedro Sánchez firmó el mismo pacto migratorio europeo que Giorgia Meloni aplaudió como una victoria propia. En la memoria tenemos también la muerte sin esclarecer de decenas de personas migrantes en la valla de Melilla. Nuestro presidente dice que hay que retornar a todos aquellos que lleguen de manera irregular. Por supuesto no usa la palabra expulsar. Y todo esto se dice y sucede mientras al principio de esta semana nos alarmamos al confirmar el gobierno que se estaría barajando la posibilidad de utilizar el aeropuerto semiabandonado de Ciudad Real como centro de acogida para personas migrantes. Todos sabemos, por supuesto, que se está valorando esta opción para personas migrantes con la piel más o menos oscura y que no se llegará tan lejos como en los neocampos de concentración en Albania. Y todo esto sucede en España mientras en Europa también se están normalizando las devoluciones en caliente o se arremete contra las lanchas de refugiados africanos o se construyen neocampos de concentración.
Europa ya comprobó hace menos de un siglo como el país más poderoso de su territorio con un amplio capital cultural y educativo pudo ir hacia el recelo hacia determinados grupos étnicos y sociales, continuó por el miedo y la aversión, llegó al rechazo y la marginalización, y avanzó hacia el odio y la deshumanización para acabar eventualmente en el genocidio. Yo pensaba que en Europa eso había sido una vacuna, un sistema de alerta temprana para evitar que algo parecido pudiese pasar de nuevo.