Consentimiento

    23 dic 2019 / 11:03 H.
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    Sigo sin entender qué dificultad presenta el término “consentimiento” para algunas mentes... pero es que la cosa ahora se ha complicado porque me he dado cuenta de que el concepto se le escapa a una parte de la sociedad más amplia y preocupante que a la de los violadores y sus justificadores. Vamos a ver, esto es muy sencillo. “No es no”, tres palabras sencillas y básicas en el español coloquial y que si se juntan en una frase no se prestan a confusión. A esto hay que añadir que no tiene por qué decirse “no” directamente, hay un montón de formas de decirlo que cualquier mente simple es capaz de captar. Por si acaso, siempre nos viene bien recordar que cuando un cuerpo no es tuyo debes tener claro si quieres que sea tocado o no, y que incluso cuando en principio hay un sí, puede acabar siendo un no por distintos motivos. El asunto no tiene más complicación. Pero claro, hay gente que considera que tú no puedes decir que no porque en algún momento no has sonreído, porque has sentido miedo, porque te sientes intimidada, porque la sociedad te ha enseñado a que eres un puñetero objeto y que no debes poner resistencia a algo que otro quiere... La sociedad heteropatriarcal, esa maldita sociedad que nos ha enseñado y nos sigue enseñando que cuando las mujeres no damos consentimiento expreso es que lo estábamos buscando... Pero ahora llega lo más jodido del tema. Cuando una persona es menor de edad, directamente no hay consentimiento. ¿De verdad esto es tan complicado de entender? Si los menores necesitan autorización de la persona que los tutela o custodia para cualquier cosa, ¿por qué es tan difícil comprender que no pueden consentir o dejar de consentir algo? Aranda del Duero, tres de los jugadores de su equipo de futbol hablan por una aplicación con una menor de 15 años, y ella, que está en una edad en la que no sabe ni dónde está —porque todos y todas hemos pasado por esa edad en la que nos creemos grandes y queremos gustarle al mundo—, se siente importante. Ellos hablan en algún grupo de WhatsApp de que le están proponiendo un trío, alguien les dice que solo tiene quince años, pero ellos llegan hasta el final... Y resulta que una parte de la sociedad culpa a la menor de provocarlos y de arruinarles la vida. Manda ovarios la gilipollez extrema de esta parte de la sociedad, que es menor, que a los menores no se les toca, que es delito, que es pederastia, joder. ¿En qué tipo de sociedad estamos que hay gente que no entiende que a los menores de edad no se les toca, ni se les anima a practicar sexo, ni se les mete nada en ningún sitio? Asco me da ese movimiento en apoyo a esos tres violadores que se manifiesta para decir que 38 años de prisión por cabeza es mucho y que la culpa ha sido de ella, que es una fresca... A ver si nos enteramos, poca pena es para haber agredido sexualmente a una menor, en manada, como la pornografía nos ha enseñado y porque la justicia siempre ha sido benévola con estas acciones. Ya no nos vale eso de que “las niñas son más espabiladas que los niños”, “ellas maduran antes que ellos”, solo nos vale que la sociedad heteropatriarcal nos hipersexualiza desde pequeñas y nos enseña a gustar, y si no gustamos no existimos. Hay tanto por hacer que el despertar descarado de la ultraderecha en nuestro país no nos va a silenciar y no nos va a meter miedo a la hora de decir que estos tres futbolistas son violadores, que han violado a una menor y que no hay nada más que vergüenza y asco hacia esas manifestaciones de apoyo a violadores. Así que, ahora que llegan fechas de hacer regalicos y de consumo total, voy a permitirme el lujo de regalaros un consejito a modo de resumen: cuando un cuerpo no es tuyo, pregunta si puedes tocarlo; ten en cuenta que la persona a la que pertenece ese cuerpo puede no querer que lo toques en cualquier momento, respeta su decisión; las mujeres no son objetos que puedas toquetear y manosear a tu antojo cuando te plazca; no confundas cortesía con consentimiento; aprende de una vez que las mujeres son personas; y ahora, aunque parezca de chiste, hay que insistir en que a las menores de edad se las deja en paz.

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