¿Concursos arcaicos?

    07 ago 2019 / 10:24 H.

    Estamos en época de fiestas populares en toda la provincia, días atractivos, divertidos, llenos de alegría, vida en las calles y forasteros que vienen a disfrutar de los placeres del pueblo, de sus familiares, de su tranquilidad y de sus ricas viandas. En los que conozco el programa de Feria y Fiestas se asemeja bastante y no suelen faltar: juegos para niños y niñas, actuaciones musicales en la caseta municipal, orquestas, conciertos, procesión en honor al patrón o patrona, banda de música, atracciones, puestos de garrapiñadas o la tómbola. Pero en esta ocasión me gustaría reflexionar sobre una actividad que aún se sigue haciendo en algunas localidades como es la llamada “Elección de Miss” o “Elección de Reina de las Fiestas”. ¿Se trata quizá de un espectáculo que solo sirve para poner a la mujer en una posición subordinada?, ¿es exponerla a la libre crítica que van a hacer de ellas, solo por su aspecto físico, las personas que se encuentran abajo del escenario? Y, además, un concurso que se había limitado en un principio al género femenino se tildó de un ataque a los principios de igualdad, y se abrió también al género masculino. Así tenemos ya Miss y Mister. Yo me pregunto ¿cuál es la finalidad de organizar y realizar un concurso de belleza en el pueblo? Recuerdo cuando era más jovencita y veía en la tele el Certamen de Miss España en el que se vendía la idea de que la reina de la belleza era más que un título ya que servía de trampolín para esas mujeres hacía la consecución de sus sueños, que generalmente sería ser modelo, presentadora o simplemente famosa. Pero en el pueblo, ¿a dónde va a parar ese trampolín? Creo que sería más productivo destinar el dinero de los regalos y las flores a otras actividades más plurales y abiertas a todas las personas. Por el contrario, hay quien opina, y seguramente con buen criterio sobre lo que es o no bello, que se trata una tradición muy arraigada en los pueblos y que no perjudica a nadie, pues ensalza la figura de la mujer y ahora también del hombre y es un reconocimiento a la belleza femenina y ahora también a la masculina.