Con el poeta Mario Campaña

07 abr 2021 / 13:47 H.
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Mario Campaña nació en Guayaquil, Ecuador, en 1959. Desde 1992 ha residido en Barcelona.

Ha publicado Cuadernos de Godric (1988), Días largos (1996), Días largos y otros poemas (2002), El olvido de la poesía se paga (2002), Aires de Ellicot City (2006), Lugares (2009), En el próximo mundo (2011), Pájaro de nunca volver (2017), entre otros. Es autor de las biografías literarias Francisco de Quevedo, el hechizo del mundo, (2003) y Baudelaire. Juego sin triunfos (2006). Es traductor de: Tumba para Anatole, de Stéphan Mallarmé. Figura como director de la revista de cultura latinoamericana Guaraguao.

En Días largos el lugar se transforma y desaparece, es el lugar del “devenir incesante”.

Por momentos los lugares toman el nombre de una ciudad específica (Barcelona o la de Ellicott City, la ciudad de Maryland, entre otras). Pero estos destinos demuestran que no hay lugar de acogida, pues sus descubrimientos producen una pérdida. Sus vivencias poéticas ponen en evidencia las carencias de ciertas ideas esencialistas sobre origen y hogar, como indica Benito del Pliego en el libro Extracomunitarios: nueve poetas latinoamericanos en España.

Renuncia a la certeza que preside un tono épico y derrumba la teleología. La epopeya de ciertos pasajes no tiene recompensa o trata una situación tan ridícula como la que encuentran los inmigrantes (en Días largos) que dejan sus pateras en las playas ante los desperdicios de los turistas en el Mediterráneo.

El lugar del presente es ese “espacio de la escisión” (Cuadernos de Godric), en el que es posible replantear del sentido de la marcha, desmontar lo que fija la imposibilidad de un cambio.

Su fe es una necesidad que se identifica con los desposeídos y los expulsados. La alternativa que permite continuar se expresa sin triunfalismo. Se puede resistir y compartir la experiencia del viaje sin engaños ni simplificaciones, según Benito del Pliego.

Así de su libro Lugares se citan los siguientes versos:
En esta ciudad del arrepentimiento/ Y de la culpa, en este pequeño y sucio sitio/ Que es el mío, no existe el tiempo./ [...] /esta ciudad mía, que nadie ve, se desintegra./ Y de ella al final del día me escondo/ Agazapado.

Reseña Enrique Darriba del poemario de Mario Pájaro de nunca volver, en Paraíso: revista de poesía (2020: 170-172), que contiene una senda narrativa sin dejar de ser poema. El “yo” principal dialoga con “yoes” secundarios en una especie de diálogo esquizofrénico. Un enigmático introito en prosa abre el poema. El protagonista no vuelve de su viaje, tampoco le lleva a ninguna parte, huyendo de lo convencional, de lo que nos somete y no nos permite contemplarnos como personas que somos. Es un sentimiento de fracaso que vapulea el nosotros mismos, y profundiza en el dolor y el desengaño. El libro se cierra con una coda, al igual que el introito, escrita en prosa, donde el protagonista despierta en la mañana ante la montaña, como lugar donde habría de morir y renacer.

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