Con el Brexit de la risa

    03 jun 2019 / 09:45 H.

    No es fácil acostumbrase a ser uno más de ser el amo de medio mundo, y eso duele en la cartera y en los sentimientos patrioteros, tan acostumbrados están los de la rubia. El Reino Unido presume de haberlo sido todo, pero ahora se tiene que acostumbrar a comer en el mismo plato como lo hacen cientos y cientos de países que solo aspiran a comer todos los días. Ya digo, acostumbrados ser señor de todo y no vasallo sin caballo y espuelas de plata, cuesta digerirlo. Se quieren encerrar en su isla, como hacen los llanitos con sus monos en el Peñón de Gibraltar. Allá ellos, y con su pan ácimo se lo coman. Han estado jugando al gato y al ratón con los veintisiete de Europa, que aspiran a estar unidos, y a estar dispuestos a que no haya más guerras entre países, que se deben dar la mano y no empuñar en la mano el reflejo de la miseria, el dolor y la sangre derramadas en todos los años y sus adyacentes. La jugada no va a salir gratis. Por eso, la mayoría de los ingleses sensatos quieren respetar el referéndum de un tal Cameron. Hay un refrán muy español que dice “es bueno el mal conocido que el mal por conocer”, así que aprender de la sabiduría de los refranes. Europa unida es una garantía, y no un eslogan publicista de vistosa caligrafía.