Con cara de tontos
En más de una ocasión, aprovechaba algún tiempo de las horas de tutoría para ponerle a mis alumnos a D. Emilio Calatayud, conocido juez de menores. Era curioso verlos asentir con la cabeza, mientras escuchaban sus archiconocidas charlas. Oír a un señor juez, evidentemente, influye mucho. Hoy precisamente lo han entrevistado en una cadena de televisión y ha repetido con verdadero pesar que está triste. No le gusta el país que le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos. Se ha referido a los jóvenes especialmente, pues comprende que se queden con cara de tontos, cuando ven que, por ser diputado, una persona que está siendo investigada se aferre a su escaño y siga cobrando más de cinco mil euros. Ellos, con sus carreras universitarias y sus másteres, puede ser que no cobren más de mil. Por supuesto que es para descorazonarse. La economía puede ir como el Apolo XIV, pero ni se les pase por la mente adquirir una vivienda y el alquiler de una habitación se lleva medio sueldo. Nos extrañamos de que no se independicen. ¿Cómo iban a vivir decentemente? ¿Quién puede con tanto gasto? Quizás la solución, visto lo visto, sería hacerse canastillas como Moisés e irse a vivir a países con buen clima.