Comunidad de aprendizaje

20 mar 2021 / 17:32 H.
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Tal y como Martin Luther King expresaba con vehemencia en sus discursos (“I have a dream”, “Yo tengo un sueño”) la comunidad sueña con un nuevo tipo de escuela, resultado del diálogo y consenso entre el máximo de sectores implicados: profesionales del sistema escolar, profesionales de otros sectores (educadoras y educadores sociales, centros de tiempo libre), familiares, alumnado, asociaciones, empresas, ayuntamientos... En el sueño se da al profesorado la pauta del siguiente lema: el aprendizaje que queréis para vuestros hijos e hijas es el que queremos para todo el mundo. En estos tiempos difíciles de pandemia que vivimos en la actualidad, necesitamos construir, de-construir, nuevas estructuras que nos lleven al verdadero sentido de comunidad de aprendizaje partiendo de la base de que todas las niñas y niños tienen derecho a una educación que no les condene desde su infancia a no completar el ciclo completo de estudios y no acceder a un puesto de trabajo. Para lograrlo hay que transformar las escuelas que hemos heredado de la sociedad industrial en comunidades de aprendizaje, que exigen un modelo igualitario de sociedad de la información. La orientación no es la adaptación sino, por el contrario, la transformación del contexto, tal como han venido proponiendo las teorías sociales y educativas más referenciadas actualmente en el mundo. Nos referimos a las escuelas del futuro concebidas como “escuelas para todos”, que deberán educar a sus ciudadanos y capacitarlos para resolver situaciones problemáticas, ayudar a otros y adquirir una ética de servicio comunitario, hoy más necesaria que nunca. Desde esta perspectiva el término comunidad de aprendizaje puede hacer referencia al contexto escolar (la escuela y el aula como comunidades de aprendizaje), al ámbito o entorno socio-geográfico (la ciudad, el barrio, la localidad) y también a una realidad virtual mediada por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (redes de personas, de escuelas, de profesionales, de instituciones...). Estaríamos ante una concepción de la comunidad de aprendizaje como aquella agrupación de personas que se organiza para construir e involucrarse en un proyecto educativo y cultural propio, y que aprende a través del trabajo cooperativo y solidario, es decir, a través de un modelo de formación más abierto, participativo y flexible que los modelos más tradicionales. Las comunidades de aprendizaje, por tanto, son una respuesta a esta visión más amplia de la educación, en la medida en que buscan transformar las prácticas pedagógicas y la organización habitual de las instituciones educativas formales, al mismo tiempo que movilizar los recursos ajenos a éstas poniéndolos al servicio de la educación y de la formación de las personas. En este sentido, la comunidad de aprendizaje se inicia y se imbrica con un proyecto de desarrollo local integrador, que incluye a todos sus miembros, estableciendo y dinamizando estrategias tanto a nivel micro (la propia comunidad) como macro (políticas educativas, sociales y económicas). La comunidad de aprendizaje asume una visión integral y sistémica de lo educativo, pensada desde el aprendizaje y el mundo de la cultura en sentido amplio, es decir, con la finalidad de satisfacer las necesidades de aprendizaje de la población y el desarrollo de una nueva cultura que sintonice con los requerimientos de los propios ciudadanos, articulando conceptos tales como educación formal y no formal, escuela y comunidad, política educativa y social, educación y cultura, reforma e innovación, lo global y lo local. Los recursos humanos comprometidos y, sobre todo, las actitudes personales, la motivación y el interés por la mejora, serán fundamentales en la reconstrucción de la comunidad educativa.

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