Complejo de inferioridad

02 mar 2022 / 19:14 H.
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En mi último artículo: Inicio de una guerra, ya existía en el aire un polen de granos asesinos que se ha transformado en una expresión perversa de una irrealidad zarista. Es imprescindible mantener la claridad de ideas para no caer en una narrativa de guerra que, según el muñeco diabólico, no admite interferencias de probables enemigos porque las consecuencias pasarían por extender el conflicto nuclear a otros países. La vida moderna aporta soluciones viables a situaciones complejas que solo admiten resoluciones de paz a través de la diplomacia. Querer erradicar principios inalienables asentados en democracias que en su día evitaron conflictos armados, ha dado lugar a que emerja un complejo de inferioridad por parte de quien hoy se ha constituido en el mayor peligro para la humanidad. No hay alternativa posible a las ínfulas megalómanas de un tirano nacionalista que impulsa sus ideas al ritmo de mentiras que quedan impunes y de movimientos militares por sorpresa que atacan la integridad y la dignidad de quienes no desean entrar en guerra con un maquiavélico personaje que tiene empobrecidos, aterrorizados, encarcelados y aislada a la mayoría de la población a la que dice defender. Esta guerra desigual, aparte de las pérdidas económicas, va a tener una repercusión lesiva en el corazón de personas que anhelan vivir en paz. Esas mismas personas, que son partidarias del diálogo, se preguntan indignadas cuál es el mejor modo de resolver un dilema que es contrario a sus intereses. Las amenazas de un tirano que padece delirios de grandeza, que mantiene en vilo a sus propios colaboradores y muestra sus armas antes de negociar, es porque no piensa ceder en la mesa de negociación, conoce de antemano el desenlace de una situación de la que no espera buenas palabras sino un resultado positivo, que es lo que demandan sus reiterados desvaríos. Putin amenaza, intimida, a la vez que espera el apoyo de su “mundo libre” para justificar la violación del derecho internacional que la ONU ha establecido para que podamos convivir en paz. Qué nuevo orden mundial espera conseguir el M. D. alentando guerras geoestratégicas; el “amo del mundo” no debería crear alarma y confusión con las fake news y ciberataques que resumen su estrategia de historias inventadas que pretenden dar la vuelta a una situación que se le puede escapar de las manos. Segunda Guerra Mundial, Guerra Fría y la Guerra de Putin, menudo ejemplo con el que ilustrar los libros de historia con vulgares hazañas de un personaje acomplejado del que dependen ciudadanos honrados a los que no les queda otra que soportar su diabólica conducta. Después de exhibir al mundo su colección de juguetes bélicos, el M. D. quiere jugar a dársela de víctima amenazada por esa panda de histéricos occidentales a los que quiere destruir porque le afean todo lo que hace. El M. D. es y será un dictador en su país y un ejemplo a emular por el resto de sátrapas de Estados fallidos donde la diplomacia y una política civilizada no tienen cabida. Detesto la sonrisa cínica de quien aspira a un nuevo orden mundial hecho a su imagen y semejanza, menuda barbaridad comete el autócrata que se anexiona territorios por la fuerza para dar respuesta a su imperial complejo de inferioridad que le hace recurrir a chantajes populistas y a prácticas mafiosas a las que innumerables ciudadanos tendrán que estar sometidos toda su vida.

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