Comparaciones
Siempre se ha dicho que las comparaciones nunca fueron buenas, es más, hasta se dice que son odiosas. A pesar de ello, los humanos tenemos la costumbre, la manía, casi el vicio, de comparar todo con todo. En esto, como en todo lo demás, hay quienes tienen buena vista, un cierto cálculo para comparar una cosa con otra. Pero éstos son los menos. Generalmente se suelen hacer comparaciones que se parecen como un huevo a una castaña. Sí suele ser bastante corriente que una persona o una situación te recuerden otra conocida o vivida con anterioridad. Pero lo de compararla entraña un posible riesgo de cometer un error. Creo que, sobre todo, esto de las comparaciones se hace más difícil cuando se intenta comparar a una persona con otras.
En estos últimos días, con ocasión de que Leo Messi está en las primeras páginas casi siempre lo está por sus méritos futbolísticos al haber renovado su contrato con el Barcelona y que se ha vuelto a hablar de Diego Armando Maradona, tras su paso por Nápoles, donde recibió un homenaje multitudinario e incluso fue nombrado hijo honorario de Nápoles, he podido escuchar cómo muchas personas comparaban a uno con el otro. Es verdad que tienen puntos en común, como el hecho de ser los dos argentinos y ambos magistrales futbolistas. Los argentinos colocan a Messi tras Maradona, que en su tiempo fue proclamado “dios” por la afición, un título que él se ha encargado de ir arrastrando por el polvo con el paso de los años, pero que sus muchos seguidores no quieren ver. Fuera de ser ambos argentinos y futbolistas, pocas cosas tienen en común por ahora Maradona y Messi.
Yo, que vi jugar a Maradona no pocas veces, no voy a tratar de hacer comparaciones. Para mí, Leo Messi es el mejor jugador que he conocido hasta ahora y, si no fuera por esos regates que fuera del terreno de juego ha hecho a Hacienda, pocas notas irrelevantes se le conocen hasta el momento. Es joven todavía, eso sí y nadie sabe qué pueda hacer en el futuro. Pero será entonces cuando se puedan hacer las comparaciones. Maradona ha recorrido más camino y desde hace muchos años, incluso estando en el fútbol activo, lo anduvo a tumbos y traspiés. Su vida está salpicada de escándalos y malos ejemplos. Sin ir más lejos, su última visita a Nápoles la culminó con una borrachera impresentable.