Como una ola

Así deberíamos afrontar cada día, como si estuviéramos en una ola, pero no de placer y desenfreno, como una ola de contagios y fallecidos en plena pandemia mundial. ¿Dejar de ver a tus padres en las fiestas, o no volver a verlos? ¿Perderte la tradicional comida de empresa, con el baile del contable y el desmelene de la administrativa, o el año que viene brindar por los que faltan? Eso debió plantearse cada uno, con su mano en el pecho, antes de. Hace menos de un año que estuvimos hablando por los balcones mientras resistíamos a los aplausos, yendo a comprar cada 4 días y vigilando a la vecina que tiraba la basura fuera... ¿Qué nivel de fallecidos somos capaces de percibir para que nuestra mente genere rechazo? ¿100, 500, 1.000, al día? Si se estrella un avión con 150 víctimas estamos una semana con especiales, pero asumimos que, por accidente de tráfico, 4-5 muertos diarios en España, 1 cada 25 segundos en el mundo, es asumible y tolerable, y no merecen primicias ni medidas drásticas. Con la premisa que nos han mentido, también en las cifras, y lo seguirán haciendo, con el bulo y la connivencia popular, cada paisano, español, humano que muere, merece atención y respeto. Que si los políticos son malos (de los que deciden, quedamos al albur de sus gestiones), del pueblo salen...