¿Cómo se sale afuera?
Reflexión basada en el poema Capitalismo, de Ana Pérez Cañamares] Café doble y un paracetamol; pharmaton, multicentrum, ginseng, jalea real: ha comenzado el día, tu obligación (los pósits, el currículum, las llamadas, la lavadora, los correos, la compra). Dicen que el deporte nos libra de la sombra que nos ronda; así que suma, si quieres evitar el prozac, saca tiempo para el gimnasio, una hora en la piscina, quizás yoga, algún masaje y, por supuesto, micralax, porque ellos deciden siempre tu momento para ir al baño. Tranquila, llega la noche: la férula, el lorazepam, la pasiflora. Tranquila, existen tantos remedios contra el desamparo, fórmulas para no llegar tarde al trabajo, fórmulas para ser siempre la primera, competitiva hasta el límite, la calidad como bandera sin perder la sonrisa y, si me apuras, podrás llamarte emprendedora. No maldigas, sé amable, nada de rechinar los dientes. Afuera el jazmín llena aire cálido de la tarde, la silla de enea en el porche, el libro, el beso, la charla, la caricia; afuera está la vida, ¿cómo se sale afuera?