Como el gotelé

    31 mar 2022 / 16:29 H.
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    Lo sé, lo sé: Putin no es Will Smith. Pero su bofetada a Chris Rock en los Oscar para defender a su mujer tras una broma poco afortunada es una forma de gestión de conflictos que contiene la misma masculinidad tóxica, patriarcal y violenta con la que Putin inicia las guerras. Los dos lo hacen porque tienen expedita la facultad o potencia de hacer algo y deciden, uno dar una bofetada y otro asesinar civiles. Hay una carta de Freud a Einstein sobre el poder y la guerra, donde el primero pregunta: “¿Estoy autorizado a sustituir la palabra ‘poder’ por ‘violencia’ (Gewalt), más dura y estridente?”. Ambos conceptos se diluyen como el gotelé en las paredes españolas, e impregnan la realidad con variantes que van, desde la barbarie explosiva de los misiles, a la crueldad gratuita de ultranacionalistas ucranianos que por racismo atan a personas de etnia gitana a los postes, como escudos humanos. Y existe otro poder agazapado tras un modelo social basado en el consumo, que somete a personas trabajadoras a la escasez y la privación de vivir sin encender luces, ni calefacciones y levantándose a las cuatro de la mañana porque ya no pueden pagar la gasolina de su coche. Eso también es violencia.

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