¿Cincuentona?

    17 oct 2019 / 11:00 H.

    Cuándo me convertí en una cincuentona? Esta pregunta lleva rondando por mi cabeza desde hace meses: cada vez que me miro al espejo para escudriñarme, para localizar las arrugas y comprobar la falta de firmeza en mi piel. Quiero ver lo que todos aprecian. Quiero contemplar a esa señora de cincuenta años en la que me he convertido. Sin embargo, me sigo viendo como siempre, con las ilusiones intactas y la loca idea de que se puede cambiar el mundo con palabras. La misma ingenua que se deja engañar a sabiendas, porque no se resiste a perder lo poco que le queda de su infancia: esa candidez que la llevaba a hacerse preguntas y a imaginar las respuestas. Que tenía una visión tergiversada de una realidad construida a su medida. Ya, entonces, me gustaba inventar universos paralelos de ficción. ¿Y usted, la persona de mediana edad que está leyendo este artículo, se reconoce en la mirada del otro o sigue siendo el niño de antaño? Es difícil asumir la verdad objetiva, en la infancia y la juventud nos creemos mayores; conforme envejecemos, mucho más jóvenes de lo que indica nuestro carné. Es el tiempo tan relativo que necesitamos velas en las tartas de cumpleaños para poner las cosas en su sitio.